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Acabemos con los límites

Fotos: Honda Pro Images
Estas dos carreras consecutivas (Indianápolis y la República Checa) han estado plagadas de acontecimientos pero ya sabéis que intento salirme de la línea habitual, y esta ocasión no va a ser una excepción. Porque no quiero hablar sobre lo obvio, sino sobre lo que menos se comenta.

Quiero hablar de Efrén Vázquez y Alexis Masbou, de lo que supone subir por primera vez a lo más alto del podio cuando no se es un adolescente, en plena madurez deportiva, cerca de los treinta años. Nos hemos acostumbrado a un motociclismo precoz, donde el éxito ha de ser inmediato o de lo contrario cualquier otro resultado se considera un fracaso, y creo que no se otorga la suficiente importancia a las victorias de Vázquez y Masbou. El de Rekalde, que el próximo 2 de septiembre cumplirá los 28 años, suma ya nueve podios en su carrera deportiva, ha ganado su primera carrera del Mundial en su Gran Premio número 116 Masbou, de 27 años, ha ganado en el 133, y su primer podio lo consiguió hace dos años, en la carrera 103 que disputaba.

Efrén me confesó hace unos meses en Jerez que el año pasado, en una complicada temporada con Mahindra, estuvo a punto de plantearse que había llegado al final de su carrera deportiva, pero Dirk Heidolf y el Team Saxoprint se cruzaron en su camino: Si Mahindra no hubiese jugado a tener el control sobre el piloto, yo me habría quedado en Mahindra, y en peores condiciones que estuve el año pasado. De hecho, incluso había renunciado al sueño de alcanzar una moto oficial o destacar como piloto, y pensaba ligar mi nombre a una empresa y hacer labor de probador, e incluso crearme un futuro al margen de las carreras, me dijo. Así que a los 27 años se reinventó como piloto, y los resultados a la vista están.

El caso de Masbou es similar. Nunca fue una estrella, siempre estuvo en un discreto lugar en 125, sin acceso a material de primera, pero la categoría de Moto3, más igualitaria, más respetuosa con el piloto, ha permitido que aflore su talento. Lleva tres años trabajando con las Honda NSF250R, y al final el trabajo obtiene su recompensa.

Las victorias de Vázquez y Masbou no han sido triunfos casuales, de rebote, en jornadas extrañas. Han sido victorias por todo lo alto, batiendo a una legión de prodigiosos adolescentes que está llamada a dominar el Mundial de MotoGP en unos pocos años. Y sin embargo, en el cénit de su carrera deportiva, Efrén se va a ver obligado a abandonar Moto3, la categoría que más se adapta a su fisonomía como piloto, y Masbou lo tendrá que hacer un año más tarde. ¿Por qué? Por imperativo legal: porque así lo establece una reglamentación que marca los 28 años como la edad máxima para participar en Moto3.

Las victorias de Vázquez y Masbou han de servir para reivindicar a los pilotos modestos, para darles confianza

Nunca he entendido la norma del límite de edad. Me parece ridícula y discriminatoria. Dorna se escuda en que Moto3 es una categoría de promoción de nuevos talentos, que es una fórmula para incentivar al piloto y hacerle buscar nuevas metas, pero yo creo que está bien y resulta enriquecedora la mezcla de jóvenes adolescentes con pilotos maduros que podemos encontrar en Moto3. Si ahora se habla de modificar la norma sobre la edad mínima para que Fabio Quartararo pueda debutar en el campeonato con menos de 16 años, al igual que el año pasado se eliminó la regulación (completamente absurda) que prohibía a los “rookies” acceder a MotoGP en un equipo de fábrica, ¿por qué no mandar a la basura de una vez por todas la edad máxima en esta categoría?

No entiendo por qué hay que forzar a un piloto, que se muestra competitivo y rinde a alto nivel en una categoría, a abandonarla y enfrentarse a algo desconocido y que, quizás, termine arruinando su carrera deportiva. Y con esto no quiero decir que Efrén no sea válido en Moto2. Hay que recordar que debutó en el Mundial corriendo en 250, y que antes de competir en 125 participó en aquella edición de la Copa Movistar disputada con motos de Supersport, así que no le resultan extrañas las motos potentes y más pesadas.

Quizás esta sea una de las pocas cosas que añoro de los viejos tiempos de las carreras, cuando poco importaba la edad, cuando nadie estaba forzado a saltar de una clase a otra por imperativo legal. Una vez le pregunté a Ángel Nieto por qué no había probado suerte en 250 o en categorías superiores en los años setenta.: Antes no ha había el rollo de ir subiendo de categoría, de pasar de 125 a 250 y luego a 500… no. Por ejemplo, yo no pasé a cilindradas grandes porque estaba bien con las fábricas en las que estaba. Siempre estaba contento donde estaba. Tenía la misma importancia para mí ganar en las cilindradas de abajo que lo que hacía Agostini. Siempre he estado bien con Garelli, con Minarelli, con Derbi, con Morbidelli… en plan familia, y no me apetecía cambiar, no era mi objetivo irme a 500. No me lo planteé. Luego cuando me subí a la 500 en el Jarama las dos ocasiones, a veces pensé, pues qué tonto, podría haberlo probado antes, porque no lo hice mal, me confesó.

En definitiva, las victorias de Vázquez y Masbou han de servir para reivindicar a los pilotos modestos, para darles confianza. Y también a las pequeñas escuderías que realizan un trabajo callado y poco valorado. No debemos olvidar que si tenemos campeonatos, de lo que sea, Mundial o Nacional, de cualquier clase, es gracias a ellos, que engordan las parrillas a pesar de vivir prácticamente en el anonimato. Efrén y Alexis les han dado esperanza.

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