Es difícil saber en qué estaban pensando los protagonistas de esta historia, con vídeo incluído, cuando pensaron en el vehículo que nos ocupa hoy. Lo que si parece más fácil de llegar a entender es qué estaban haciendo o, mejor dicho, bebiendo, cuando se les ocurrió el nacimiento de este método de transporte.
La utilización como chasis de una simple caja de cervezas vacía está, simplemente, al alcance de muy pocas mentes privilegiadas. ¿Quién es capaz de ver en una caja de cerveza la estructura ideal para poder motorizarla? El caso es que a ese “pedazo” de plástico, le han puesto motor, ruedas y manillar. Sorprendentemente, el “cacharro” aparenta ser estable. Lo cierto es que, por necesidad, tiene un centro de gravedad realmente bajo y ayuda a que pueda maniobrar sin volcar. Aunque si hay algo que llama la atención poderosamente, es la velocidad que esta caja motorizada llega a alcanzar.
Lo cierto es que hay que ser muy visionario para pensar que con un pequeño motor de 2 tiempos y una concienzuda sesión de bricolaje se puede conseguir un vehículo pequeño, ágil y medianamente rápido. Eso sí, en la próxima versión y antes del visto bueno definitivo, no estaría mal que le pusieran unos frenos.
Es posible que nunca lleguemos a ver estos vehículos, o similares, circulando por las calles. De hecho sería bastante peligroso a no ser que el tráfico estuviera restringido a ellos, pero ¿os imagináis cómo lo pasaríais con unos cuantos de esos y unos amigos? Eso sí, la cerveza para después de acabar.
