300 expositores se dieron cita el pasado fin de semana para mostrar sus vehículos y productos a los asistentes a la octava edición del salón ClassicAuto, que un año más tuvo lugar en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, en Madrid. Una edición que, según los datos facilitados por los organizadores, ha sido capaz de congregar la nada despreciable cifra de 40.000 personas pasando por el recinto desde el viernes al domingo.
Uno de los datos más sorprendentes es la edad de la mayoría del público visitante no es especialmente alta, pues lejos de lo que pudiera pensarse, en 2017 el 70% de los visitantes se han situado en una franja de entre 30 y 49 años.
Este año, ClassicAuto se ha centrado un poco más en el deporte del motor tanto en el mundo de las cuatro, como en el de las dos ruedas. Especialmente en este punto hay que resaltar la exposición de un buen puñado de Yamaha de los años ’70, modelos espectaculares a imagen y semejanza de los empleados en su momento por pilotos como Jarno Saarinen o Phil Read, entre otros. También, aunque sobre cuatro ruedas, se pudo observar el F1 con el que Emilio de Villota hizo su debut en la categoría.
Muchas fueron las marcas con representación a través de modelos de otra época, así los asistentes pudieron disfrutar de motos de Bultaco, Montesa, Vespa, Harley-Davidson, Norton, Ossa, Derbi, Yamaha, Suzuki, BMW, Lube, Lambretta… completando un abanico multi-disciplina, en la que se alternaban motos de calle, con motos de campo o competición.
Aún así, el evento motociclista del fin de semana se vivió en la tarde del viernes, cuando algunos de los pilotos de los primeros años del Campeonato de España de Velocidad se reunieron para hacer un repaso a lo que fue la base del motociclismo nacional que conocemos hoy. Entre un nutrido grupo de espectadores, que se congregaron en torno al lugar de la charla, pilotos míticos de un tiempo en el que se corría entre bordillos, árboles y alpacas de paja contaros algunas de sus anécdotas en un evento de auto-reivindicación sobre un grupo de pioneros que quedaron a la sombra de los éxito de Ángel Nieto o los desaparecidos Ramón Torras y Santi Herrero, pero que se midieron con ello haciendo más grande la leyenda de estos. Andrés Pérez Rubio, Fernando González de Nicolás, Pedro Parajuá, Josep María Mallol, Pedro Cegarra, Carlos Morante, Carlos de San Antonio o Joaquin Orts, fueron algunos de los pilotos que, micro en mano, hicieron a los asistentes recordar tiempos diferentes en los que la camaradería y el sentimiento de pertenecer a algo único estaba por encima o, al menos, al mismo nivel que la propia competición.
En cuanto al Concurso de Restauración de Motocicletas, las máquinas vencedoras fueron a parar a manos de los restauradores de una MV Agusta Sella de 1964, mientras que en la sección sport el galardón fue para una Montesa Impala de 1970 y en ciclomotor para una Ducati 48 Sport de 1970.
