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Condenado a ganar

Tiempos difíciles en el "box" de Honda y Marc Márquez. El error sufrido en Mugello le desconecta de la lucha por el título. Pero Márquez no renuncia a su personalidad y quiere pelear por ganar. Cuando se llega al nivel en el que él se encuentra se está condenado a ganar, sin importar las circunstancias.

Ahora ya se puede decir abiertamente: Marc Márquez y Honda sufren una severa crisis. Antes Márquez arrastraba las consecuencias del cero de Argentina, pero había ganado en COTA y había subido al podio en Jerez. Una trayectoria irregular, pero que dejaba unos puntos valiosos. El cero de Mugello es inapelable. Las cosas están mal en el garaje de Márquez y el campeón del mundo de MotoGP intenta capear el temporal a base de coraje. Eso le honra, pero el error de Mugello echa por tierra la temporada. Marc dice: “Si no arriesgas no ganas”. Es cierto, ¿pero hasta qué punto está equivocando su estrategia?

Ceder 49 puntos ante Valentino Rossi y 43 ante Jorge Lorenzo supone colgarse del cuello un pesado lastre. Todos conocemos las heroicidades realizadas por Márquez en el pasado, cómo remontó 82 puntos a Stefan Bradl en 2011, en Moto2, pero, con todos mis respetos, ni Bradl es como Rossi y Lorenzo, ni Moto2 es como MotoGP. El nivel de la categoría es altísimo, y no tiene un único rival al que hacer frente: están los hombres de Yamaha, las Ducati, con las que no pudo en Mugello, e incluso hay un rival creciente al otro lado del garaje que se llama Dani Pedrosa.

No quiero ser yo quien vaya a enmendar la plana a HRC y sus responsables, pero me cuesta comprender que no haya indicaciones expresas al piloto sobre dónde están los límites, y qué es asumible y qué no lo es. Cuando las circunstancias son favorables siempre hay margen de maniobra. En las dos anteriores temporadas Márquez podía permitirse correr en el filo de la navaja porque tenía ese margen que hoy ya no existe. Era un trapecista con red. Hoy ya no; sus acrobacias son sobre el vacío.

Cuando un piloto llega al nivel al que está Márquez, dan igual sus circunstancias; con el viento a favor o en contra, está condenado a ganar.

A un deportista la honra esa entrega que demuestra Marc, el no rendirse nunca y querer siempre lo máximo. Pero en una carrera de fondo como es el Mundial de MotoGP, también es importante aprender a llevar la moto a meta. “Siempre he tenido esta mentalidad y siempre he dado el ciento por ciento y me cuesta ver cómo se va Lorenzo y yo me tengo que ir quedando”, comentó con evidente frustración.

Me cuesta entender esta forma de correr, dispuesto a tirar todo por la borda si es necesario, pero también comprendo que corresponde con la personalidad de Marc y de Honda, para los que solo cabe la victoria. Hoy están en el ojo del huracán por esta situación, pero si su estrategia fuera diferente, también lo estarían. Si Marc se ocultara y se conformara con amarrar resultados, sería igualmente criticado por no buscar más. De una forma u otra, cuando se llega a un posición como la suya, solo vale ganar, y Márquez está condenado a hacerlo.

De hecho, Marc no entiende un planteamiento diferente para sus carreras: “Siempre he hecho este planteamiento de las carreras y al final si no arriesgas no ganas. Si en las primeras vueltas no hubiese remontado me hubiese quedado el décimo y hubiese remontado poco a poco. Al final no siempre te sale bien, pero está claro que cuando arriesgas tienes más posibilidades de comprarte una parcela”.

Y ahí radica su grandeza: te puede salir bien o te puede salir mal, pero demuestra tener el carácter de un campeón que no renuncia a nada. Quizás lo más estratégico en estos momentos sería nadar y guardar la ropa, asegurar puntos y posiciones en vez de llenar de agujeros el casillero. Pero Marc solo sabe emplearse a fondo, sin reservas, para bien o para mal.

Sé que llegan tiempos difíciles. Después del enamoramiento general que todos hemos sentido por Márquez, llega el momento de la crítica. Es ley de vida, así es el voraz mundo de las carreras. De momento está encajando bien las andanas; hay que estar a las duras y a las maduras. Es otra forma de demostrar de qué pasta está hecho.

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