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Conduce con la mente despejada, es lo mejor para prevenir accidentes

Fotos: Youtube
Siempre se habla de aquello que influye directamente en la conducción como el alcohol, las drogas o las distracciones (móvil, conversaciones, etc). Pero muy pocas veces se hace hincapié sobre la importancia de conducir con la mente clara y despejada para así tener todas nuestras facultades puestas en lo que estamos haciendo.

Todos sabemos que el alcohol o las drogas son incompatibles con la conducción. Ya sea porque merman nuestros reflejos o porque nos llevan a un estado eufórico en el que no valoramos correctamente los riesgos e incluso porque engañan nuestra propia percepción.

Todo ello son estados físicos en los que nos encontramos alterados, pero también nos podemos encontrar perturbados anímicamente. Y esto es igualmente peligroso cuando nos disponemos a coger un vehículo sin estar completamente concentrados en lo que vamos a hacer.

¿Qué ocurre por ejemplo cuando conducimos habiendo bebido alcohol? Que la sustancias que recorren nuestro torrente sanguíneo influyen en nuestro organismo de forma negativa. Pero es que nuestro propio cuerpo es capaz de segregar sustancias químicas debido a ciertos estados anímicos y éstas lleguen a influirnos físicamente.

Prevensis publicaba hace años un estudio en el que equiparaba discutir con el copiloto a conducir con más de 0,5 g de alcohol en sangre. Esto equivale a perder la atención en la conducción en más de un 25% y, por ello, aumenta enormemente las posibilidades de tener un accidente.

Jesús Gómez, gerente de Prevensis, así lo aseguraba: “Las emociones pueden provocar situaciones similares a cuando conducimos con alcohol o drogas en el organismo. Conducimos drogados por nuestras emociones.”

Podemos encontrar otros casos que llaman la atención, como por ejemplo que una conversación intensa en el vehículo incrementa el riesgo en 41%, discutir con otro conductor 37% o que los conductores alterados multiplican por 2,5 sus multas.

No siempre es posible olvidar nuestras preocupaciones diarias, pero lo que sí podemos hacer es que no nos acompañen cuando conducimos. ¿Estamos deprimidos por algo? Liberemos nuestra mente, que la depresión busque otras formas alternativas de transporte pero neguémonos a llevarla con nosotros. Tiene el autobús, tren, taxi o incluso que la depresión se compre su propia moto y si quiere, que nos espere en nuestro destino.

Conducir debe ser siempre un placer, una forma de poner la mente en blanco aplicando nuestros cinco sentidos a lo que estamos haciendo. Nada debe ser más importante en ese momento que lo que estamos haciendo. Nada. Si conseguimos crear nuestra burbuja en esos momentos que nos aísle del resto de cosas, conduciremos de forma mucho más segura.

Nada debe preocuparte más de la vida que tu propia vida.

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