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El rodaje de una moto: ¿qué es y qué se busca?

Fotos: MV Agusta
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El rodaje, o proceso de ajuste paulatino de las piezas de una moto nueva, es un periodo que determinará en gran medida el buen funcionamiento y durabilidad de la misma, sobre todo en el caso del motor.

Cuando te compras unos zapatos nuevos, coincidirás en que lo más sensato es que las primeras veces te los pongas durante periodos cortos para que se vayan ajustando a tu pie. Pues, como ocurre con un calzado, y salvando las distancias, una moto nueva tiene un sinfín de piezas que necesitan ajustarse entre sí. Y, de la misma forma que ni se te ocurriría hacerte un sprint o un maratón nada más calzarte tus flamantes zapatos nuevos porque acabarías con tremendas rozaduras en tus pies, los primeros kilómetros de la vida de una moto tampoco deben ser traumáticos, sino cuidadosos para que ningún componente sufra un desgaste o rotura y todo vaya acostumbrándose a funcionar en sintonía.

Igual que no se te ocurriría hacerte unos sprints o correr un maratón con zapatos nuevos, los primeros kilómetros de una moto no deben ser traumáticos

La paciencia y tener en mente siempre la certeza de que este pequeño esfuerzo de contención va a repercutir de forma determinante en un mejor funcionamiento de la moto y en menores probabilidades de que aparezcan averías en un futuro, son claves. Dejar que el motor alcance la temperatura correcta de trabajo, ser lo más suave posible con el embrague y el cambio, y utilizar con juicio el mando del gas sin ceder a la tentación de exprimir tu nueva joya cuando el motor aún está, como se suele decir, “tierno”, son algunas de las normas básicas para llevar esta tarea a buen fin.

Pero ojo, que aunque cuando hablamos de rodaje casi siempre nos limitamos a centrarnos en cómo rodar el motor, el resto de componentes de la moto también lo necesitan. Suspensiones, frenos, rodamientos, kit de transmisión… todos estos conjuntos de piezas necesitan “ir conociéndose” poco a poco, sin brusquedades, para que su relación sea sólida y duradera. Es cierto que estos últimos no están sometidos a un trabajo bajo condiciones tan exigentes como las del motor, pero tampoco conviene descuidarlas y hacer un rodaje lo más completo posible.

Es lógico que sea el motor el elemento de una moto que más atención requiere durante el rodaje, pero no es el único

Teniendo en cuenta el número de piezas que interactúan entre sí dentro de un motor es lógico que sea el propulsor el que más atención precisa a la hora de efectuar el rodaje de una moto. Altas presiones, rozamientos a velocidades de espanto, cambios de temperatura… la vida durante los primeros miles de kilómetros de un motor son algo traumáticos para muchos de sus elementos. Del correcto ajuste entre sí, fruto de un buen rodaje, paciente, progresivo y metódico, dependen su posterior finura de funcionamiento y su longevidad. No obstante, existen quienes apuestan por métodos más drásticos (sobre todo en lo que a subidas de vueltas se refiere) y periodos de rodaje más cortos, pero casi siempre tienen más que ver con motos de carreras. Y éstas tienen ciertas peculiaridades respecto a nuestras motos de serie. En sus motores se montan con componentes que se ajustan mucho más rápido y, además, están destinados a ser supervisados y sustituidos a intervalos mucho más frecuentes. Mientras, una moto destinada a su uso en carretera necesita cubrir muchísimos más miles de kilómetros de forma fiable, por lo que lo más razonable es optar por un rodaje al uso, basado en cierto conservadurismo.

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