El tiempo pasa inexorablemente y aunque parezca que fue ayer, algo que sucede a más de uno y de dos, desde aquel título de Álex Crivillé en el Circuito de Japarepaguá (Brasil) han pasado ya tres lustros. Década y media disfrutando de éxitos que se han convertido en norma para el motociclismo español y que antaño eran una excepción. De hecho hasta aquel campeonato de Crivillé en 500c.c. n*unca un piloto español lo había conseguido en la categoría reina desde su creación* y además, era el primer título que llegaba a unas vitrinas españolas desde los de “Champi” Herreros (80 c.c.), Sito Pons (250 c.c.) y el propio “Crivi” (125 c.c.) en 1989.
Cuando Crivillé cruzó meta cerca de seis millones de espectadores estaban viendo desde España una proeza que primero Jorge Lorenzo y posteriormente Marc Márquez han conseguido en dos ocasiones, proclamarse campeones del mundo de la categoría reina. A pesar del tiempo que ha transcurrido, el que fuera piloto de HRC aún recuerda a la perfección aquella tarde de octubre de 1999 cuando tanto él como el motociclismo español alcanzó una meta que se había resistido desde 1949:
«Guardo muchos recuerdos de ese título de Campeón del Mundo de 500cc. El mejor, la celebración. Lo conseguimos en Brasil, con una audiencia brutal. Lo siguió muchísima gente. Ahora se habla de una audiencia de entre tres y cuatro millones y ese momento lo siguieron alrededor de seis millones. Una brutalidad. Y lo mejor es que a día de hoy, los fans de Rossi, Márquez… Todavía recuerdan ese título de 500cc porque era impensable que un piloto español pudiese conseguir un título en la categoría reina y lo valoran muy positivamente. A mí todavía se me pone la piel de gallina cuando veo fans que me piden autógrafos».