Triumph y la Bonneville Speed Week tienen una relación muy especial. No en vano en septiembre de 1956, Johnny Allen conseguía superar los 300 km/h sobre una motocicleta inglesa. Por aquel entonces, alcanzaba la cifra récord de 193,72 mph o, lo que es lo mismo, 311,76 km/h. Tres años después, en 1959, Triumph lanzaba la Bonneville T120 como un homenaje a aquella gesta.
Diez años después conseguían la velocidad más alta hasta la fecha. En 1966, Bob Leppan con la Gyronaut X-1 llegaba a los 245,6 mph (conseguiría 264 mph de forma no oficial), y hasta agosto del 2016, 50 años después, Triumph no volvía a batir esa marca.
Guy Martin y el equipo liderado por Matt Markstaller completaron una semana de tests en Bonneville antes de intentar alcanzar esa velocidad. En un primer momento adaptaron los mandos de la Triumph Rocket Infor Streamliner a la complexión de Guy y, posteriormente, fueron comprobando mediante pruebas dinámicas la estabilidad y rendimiento de la motocicleta.
Poco a poco se fueron superando los objetivos fijados en cada jornada, en los que primaba sobre todo la seguridad y el control. Finalmente y en el primer intento de la mañana, a las 8:30, alcanzaban los 441,3 km/h. Tras ello, Guy Martin declaraba que es bueno avanzar en la dirección correcta, pero es sólo el primer paso para el reto que nos ha traído a todos aquí.
Ese reto no es otro que superar la velocidad máxima alcanzada por una motocicleta propulsada con un motor de combustión interna y que alcanzó Rocky Robinson en el 2010 sobre la Top Oil-Ack Attack Streamliner, con una velocidad máxima de 376,363 mph (605,697 km/h). La meta como decíamos, 400 mph, una cifra que también tenía en mente Sam Wheeler.