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Hay que leerse el reglamento

Fotos: Páginas Amarillas HP 40
El caos vivido durante la formación de la parrilla de Moto2 con el nuevo “procedimiento rápido de reinicio” revela dos carencias: la escasa formación de los cuadros directivos de los equipos, y la falta de rigor entre los comisarios deportivos.

No es aceptable en un campeonato del mundo, de lo que sea, que los responsables de los equipos ignoren las reglas del juego. Lo que pasó el domingo en Mugello es el resultado del desconocimiento de varios equipos de la reglamentación, un hecho totalmente injustificable. Precisamente, la última actualización del reglamento de MotoGP fue realizada el 2 de mayo, y uno de los párrafos modificados tenía que ver precisamente con el procedimiento rápido de reinicio, pensado para agilizar la puesta en marcha de una carrera que ha sido interrumpida, y que ya había sido introducido precisamente a principio de temporada.

No es nada nuevo. La complejidad de la reglamentación a veces provoca situaciones de confusión en determinados momentos. Por ejemplo, hay una normativa cada vez más rigurosa sobre entrenamientos privados de los equipos, y en Mugello la escudería Italtrans fue sancionada con una multa de 300 euros por no informar a la Dirección de Carrera que iba a realizar unas pruebas en Misano, días antes del Gran Premio de Italia, una comunicación obligatoria según se recoge en el reglamento.

Lo que se espera del responsable deportivo de un equipo es que conozca al detalle la reglamentación, pero parece que no es así

Pero una norma tan clara como este nuevo procedimiento rápido de reinicio, en el que se indica, sin equívocos y con mayúsculas, que una vez que se abra la salida del “pit lane” los pilotos dispondrán de SESENTA SEGUNDOS para salir a pista, no da pie a confusiones. Lo que sucedió el domingo es que a muchos les pillaron sin haber hecho los deberes…

La carrera de Moto2 fue un caos.

Lo que siguió a continuación ya es otra historia. Si hubo siete pilotos que salieron del “pit lane” con el semáforo en rojo, no era necesario interrumpir la salida para poner orden. Habría bastado con aplicarles una penalización, bien de tiempo, bien un “ride through”, lo que hubiera considerado oportuno el panel de comisarios. Habría sido lo más justo con todos los demás que actuaron correctamente, tanto los que salieron dentro de esos sesenta segundos, como Fuligni, el único que se quedó esperando ante el semáforo rojo.

Una vez conformada la parrilla definitiva la Dirección de Carrera no fue capaz de justificar cómo se habían asignado las posiciones

A los comisarios deportivos les faltó diligencia, pero a la Comisión de Gran Premio, la encargada de definir la reglamentación, les faltó haber dado una pensada más profunda a la nueva norma. “Vísteme despacio que tengo prisa”, dice el refrán, y en un procedimiento rápido de reinicio lo que no puede haber son actuaciones de urgencia. Porque la formación de la parrilla definitiva estaba llena de incoherencias: a Nakagami lo mandan al último puesto de la parrilla y dejan el tercer puesto libre. ¿Por qué? A Rins, que estaba quinto en la parrilla (y así figura en las clasificaciones facilitadas por Dorna en su página web), lo mandan al puesto 23º. Edgar Pons, que teóricamente se saltó el semáforo rojo del “pit lane”, salió el 27º, la misma posición que ocupaba en la primera original… Incluso Fuligni, uno de los ocho infractores, ganó dos posiciones de parrilla con respecto a su puesto inicial. Y todo sucedió sin que los comisarios deportivos ni la Dirección de Carrera pudieran explicar el por qué de la ubicación de cada piloto.

Lo que se consiguió con el caos organizado es que la nueva salida tardara una hora en llegar, con lo que se ha demostrado que la nueva normativa no es apropiada y habrá que darle una vuelta más a la reglamentación.

Sé que no es fácil prever todos los supuestos. Imagino que cuando la Comisión de Gran Premio redacta un reglamento lo hace con el convencimiento de que los responsables deportivos de los equipos lo estudiarán a fondo para actuar de forma pertinente en cada momento. Seguro que la Comisión no se esperaba que a ocho pilotos les pillara el semáforo. Sea como fuere, hay que enmendar los errores. No tendremos que llegar al extremo de hacer un examen de capacitación para dirigir un equipo, pero situaciones como la de Mugello dan qué pensar.

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