Juan Carlos Toribio es un Guardia Civil de Tráfico que en los últimos años ha dedicado gran parte de su tiempo libre, y de forma altruista, a trabajar y dirigir el Departamento de Seguridad Vial de la Asociación Mutua Motera. Ha ayudado a la formación de jóvenes, ha denunciado el mal estado de las carreteras y todo tipo de irregularidades que se producen habitualmente en las carreteras.
De ahí que Juan Carlos haya padecido multitud de expedientes disciplinarios por denunciar el mal estado de las carreteras, tanto como Guardia Civil, como en sus labores de voluntario de la Asociación Mutua Motera.
Se le prohibió, entre otras cosas, trabajar de forma altruista como voluntario en la AMM en cualquier función que tuviera relación con la Seguridad Vial, expedientes que uno a uno han sido rechazados por los Tribunales. Hace apenas dos semanas el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en sentencia firme, y por tanto no recurrible, ha dado la razón tanto a Juan Carlos como a la AMM, y ha autorizado la compatibilidad de su trabajo como Guardia Civil, con las labores de voluntariado en materia de seguridad vial en la AMM.
Ahora el Ministerio de Defensa lo declara inútil para el servicio, lo que automáticamente le deja fuera de la Guardia Civil y de forma definitiva. Era el último “cartucho” que les quedaba contra él.
Resulta sorprendente que alguien que ha sido condecorado y felicitado en más de 60 ocasiones y con semejante currículum en la Guardia Civil pueda ser declarado “inútil”. Pues sí, con este término se expulsa a Juan Carlos Toribio de la Guardia Civil. Un término que, aunque venga recogido en la legislación, resulta a todas luces anacrónico y sobre todo, absurdo, aplicado a un funcionario que durante toda su vida ha demostrado justo lo contrario.