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La DGT colaborará en el desarrollo de un casco desmontable

Fotos: PONS Seguridad Vial
En el marco de la jornada 'I Encuentro Innovadores en Movilidad Segura' organizado por PONS Seguridad Vial, el Director de la DGT Gregorio Serrano ha desvelado su intención de colaborar en el desarrollo de un caso desmontable para motoristas que reduzca las lesiones y los fallecidos.

Gregorio Serrano, Director de la DGT, ha sido uno de los invitados por PONS Seguridad vial a la jornada ‘I Encuentro Innovadores en Movilidad Segura’ y, durante su ponencia, anunciaba que la DGT está trabajando en dos líneas innovadoras para ayudar a reducir el número de muertos en carretera: el desarrollo de un casco desmontable para motoristas y también de una prueba de drogas inmediata.

Para ello, se comprometía a traer fondos europeos que permitiesen el desarrollo de las mismas así como también aportar dinero proveniente de la propia DGT. De momento ambas ideas están en Fase 1 para estudiar su viabilidad y, en caso de llevarse a cabo, se calcula que el primer prototipo del casco podría estar listo dentro de aproximadamente cuatro años.

Gregorio Serrano en la jornada PONS

El desarrollo de este nuevo concepto de casco de motocicleta tiene por objetivo comprobar si su uso permite una mejor asistencia a los accidentados. “Vamos a investigar si con un casco desmontable se puede hacer asistencia sanitaria y salvar vidas y evitar tetraplejias in situ.”

El propio Gregorio Serrano aseguraba que “se podrían salvar entre el 5% y 10% de vidas humanas y tetraplejias. Es decir, unas 20 vidas al año y multitud de tetraplejias. El primer beneficio que tendría la investigación sería salvar vidas y salvar vidas rotas.”

Respecto a las pruebas de drogas, actualmente una vez tomada la muestra se envía al laboratorio para iniciar el proceso sancionador. Sin embargo, con una prueba inmediata “el agente de la autoridad tendría la evidencia y se agilizaría mucho y en término de número de pruebas habría un aumento espectacular.”

El objetivo es pasar de las 76.000 pruebas anuales que se hicieron el año pasado a 750.000 en vías interurbanas, con el fin de convencer a la población que las drogas no son compatibles con la conducción.

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