No hace mucho tiempo el sistema de encendido por platinos se utilizaba en el 100% de los motores de gasolina. El método era sencillo: la punta de uno de los extremos del cigüeñal era mecanizada con un determinado perfil asimétrico y se le acoplaba un mecanismo en el que iban alojados los platinos, de tal manera que cuando el cigüeñal giraba, los contactos (que eran de platino y de ahí su nombre) se abrían y cerraban provocando cortes en el paso de corriente, que ayudados por un condensador y por las bobinas de alta, generaban entre 15.000 y 20.000 voltios para hacer saltar la chispa en la bujía. Esa era toda la “electrónica” que existía entonces. Para ajustar un motor, digamos que todo el proceso era mecánico y había pocos mecanismos sobre los que trabajar. El avance del encendido era centrífugo o por vacío y salvo atrasar o adelantar el mismo, poco más se podía hacer. ¡Igualito que lo que tenemos hoy!
La combinación entre electrónica e inyección de combustible, sonda lambda, sensores de temperatura, presión, etc. Nos proporcionan un campo infinito de trabajo pudiendo crear montones de mapas de encendido con los que logramos que el motor se comporte tal y como nosotros queremos en cualquier momento y circunstancia. Se ha llegado a tal punto, que la habilidad de los pilotos con el embrague y el gas en el momento crítico de la salida ya ha pasado a la historia. Ahora todo está controlado por la electrónica. Los sistemas de lanzamiento desarrollados por las marcas se encargan de todo.
La habilidad de los pilotos con el embrague y el gas en el momento crítico de la salida ya ha pasado a la historia
El piloto solo tiene que insertar la primera velocidad, abrir el gas a fondo y soltar la maneta del embrague, sin miramientos, en cuanto se apaga el semáforo rojo. Una buena o mala salida no es mérito del piloto sino de su sistema de lanzamiento. El pasado domingo algo extraño le pasó a Maverick en su Suzuki que le impidió momentáneamente cambiar de tercera a cuarta marcha en la salida, perdiendo unos puestos de vital importancia que lastraron su carrera hasta la bandera a cuadros. La electrónica es así de caprichosa y a veces tiene estas cosas.
El sistema por platinos también daba averías y podía “petar” algún condensador, además de que limitaba el régimen de giro de los motores, pues los contactos entraban en flotación a partir de un número de rpm determinado, pero está claro que si no hubiese tanta electrónica, las carreras y sus resultados serían otros, ¿o no?