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Maverick Viñales, talento puro

Fotos: Team Pons

El Mundial de MotoGP ha arrancado de una forma extraña. A la vista de cómo había ido la pretemporada, con Marc Márquez lesionado y perdiéndose buena parte de los entrenamientos, ni por lo más remoto imaginaba que sería capaz de dominar de la forma que lo ha hecho estas dos primeras carreras. Y también es totalmente anormal el arranque de campeonato de Jorge Lorenzo. El de Yamaha ha sido, a lo largo de sus últimas temporadas en MotoGP, un ejemplo de mesura y control, y lo último que nos podíamos esperar de él es que empezara con dos errores monumentales como los que tuvo en Catar y Austin. Pero así son las carreras. Quedan 16 Grandes Premios por disputarse y hay mucha tela que cortar todavía, pero concederle ya 44 puntos de ventaja a Márquez es casi como dejar el campeonato a su merced, porque, sinceramente, no veo a nadie más capaz de echarle el lazo. Si no lo hace Lorenzo, no lo hará nadie.

Viñales va a dar un salto cualitativo sin precedentes.

Pero si hay alguien que me está impresionando de verdad ese es Maverick Viñales. Tengo la sensación de que volvemos a encontrarnos con aquel piloto que nos sorprendió en 2011 con su llegada al Mundial de 125. Mack enseguida le cogió el ritmo al Mundial, porque en la segunda carrera ya estaba peleando por el podio, hasta que su moto se rompió, y la victoria no se hizo esperar: fue en Le Mans, la cuarta carrera. Ahora, con tres temporadas de experiencia a sus espaldas, con la importancia que tiene ser campeón del mundo, que aunque parezca mentira ofrece un plus al piloto que se corona, y con el valor añadido que supone formar parte del Team Pons, Viñales va a dar un salto cualitativo sin precedentes.

Ya le vimos hacer una carrera impresionante en Losail, y en Austin lo ha ratificado. Esto no es flor de un día, no es acertar con la puesta a punto de la moto, o sentirse a gusto en una pista. A los grandes campeones les va bien cualquier pista, y cuando las cosas funcionan, se ve de largo. La pretemporada de Mack ha sido muy buena, se ha hecho un gran trabajo con él y ya se empiezan a recoger los frutos. Y lo mejor está aún por llegar Hubo un tiempo, tras la tormentosa temporada 2012, en el que se cuestionó mucho su actitud, e incluso se escribió, casi a golpe de cincel, sobre una losa de piedra, que esa forma de ser, imprecisa y cambiante, espantaba a equipos y patrocinadores. En una palabra, que Mack se estaba condenando. E incluso a lo largo de 2013 su estrategia, en muchos casos aparentemente falta de agresividad, o al menos de la agresividad que mostró las temporadas precedentes, le descartaba de la lucha por el título. Pero Mack nos dio una lección a todos. Nada está escrito. En cierto modo, ese arranque de carácter me recuerda la rebeldía de un jovencísimo Alex Crivillé, que tomaba sus decisiones sin importar el cómo o el por qué, que un día desobedecía una pizarra en Rijeka (“Alex Box”), o dejaba plantados a Honda y Repsol, nada menos. Él hacía su camino, como Maverick Viñales lo ha hecho.

Sito ha manifestado su intención de regresar a MotoGP cuando las circunstancias sean propicias.

Seguro que muchos “team manager” de MotoGP ya han puesto sus ojos encima de Mack, pero estoy convencido de que Sito Pons no va a dejar que le arrebaten este diamante en bruto. Viñales firmó por dos temporadas con Sito, asegurándose su posición en Moto2. Y quien sabe si a partir de 2016, con la entrada en escena de la reglamentación Open en MotoGP, no sea el momento propicio para el regreso del Team Pons a la máxima categoría. En varias ocasiones, Sito ha manifestado su intención de regresar a MotoGP cuando se den las circunstancias propicias, y a partir de 2016 las condiciones son ideales. Y qué mejor regreso que hacerlo con un piloto de máximo nivel, como Viñales, que para entonces habrá adquirido una dimensión colosal. Pons no da puntada sin hilo.

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