Tradicionalmente siempre se ha asociado a Ducati con motos potentes y de gran cilindrada, pero sus inicios en la industria motociclista fueron muy básicos. La necesidad de movilidad tras la II Guerra Mundial animó a muchos fabricantes a adentrarse en la automoción, y lo más sencillo era fabricar motos. Por eso Ducati, que nació en 1925 como un fabricante de radios, cámaras fotográficas y aparatos electrónicos, decidió fabricar un motor fácilmente acoplable a un chasis de bicicleta. En 1946 desarrolló un pequeño motor de “cuatro tiempos” de 48 cc bautizado como Cucciolo (cachorro).
Cuando en 1954 Ducati contrató al ingeniero Fabio Taglioni, procedente de Mondial, aquello supuso un paso adelante, porque permitió al fabricante desarrollar sus propios productos. Hasta entonces, Ducati tuvo que asociarse con otro productor, en este caso SIATA, que fue con la colaboró en la producción del Cucciolo.
Mientras otros fabricantes italianos como Mondial, MV Agusta, y Morini se adentraban en el Mundial, Ducati se abría paso con mucha cautela, disputando pruebas en carreras italianas de regularidad y otra serie de competiciones nacionales. De la mano de Taglioni incorporó el sistema desmodrómico de distribución, que también empleaba Mercedes en su coche de Fórmula 1, y desarrolló un revolucionario motor monocilíndrico.
Taglioni desarrolló la Bialbero 125 monocilíndrica en 1956, que suponía un paso adelante en las aspiraciones deportivas de la marca. Enseguida Taglioni desarrolló una evolución posterior, la Trialbero Desmo 125, sin duda, una moto muy competitiva, pero excesivamente compleja y costosa de producir, lo cual fue un duro handicap para la marca. Las dificultades económicas impidieron el total desarrollo de varios proyectos de Taglioni. La Trialbero Desmo dio a Ducati sus primeras victorias en el Mundial en 1958: Alberto Gandossi gana en Bélgica y en Suecia, y Bruno Spaggiari triunfa en el Gran Premio de las Naciones, en una jornada histórica con Ducati copando las cinco primeras posiciones.
Al año siguiente, era Mike Hailwood el que ganaba con Ducati. Era la primera victoria de Hailwood en el Mundial, al imponerse en el Ulster Grand Prix. Pasarían 44 años hasta que Ducati volvió a subir a lo más alto del podio, y fue en MotoGP, con Loris Capirossi, en el Gran Premio de Cataluña de 2003.
Las dificultades económicas de Ducati frenaron su presencia en el Mundial, y sólo tuvieron una participación continuada en 1958 y 1959. Los proyectos de Taglioni se sucedían: una bicilíndrica 125, que llegó a compartir pista con la Trialbero Desmo; incluso una 125 cuatro cilindros, proyecta también en 1958, pero que no vería la luz hasta 1964. Taglioni también llegó a producir un motor bicilíndrico trialbero de 250 y 350 cc.
Los posteriores proyectos de Taglioni se encaminaron a motos de mayor cilindrada: la 500 mono, con la que Phil Read fue cuarto en Monza en 1971; o la bicilíndrica 500 GP, con la que Spaggari y Smart fueron tercero y cuarto en Imola, solo un mes después del doblete Smart-Spaggiari en la primera edición de las 200 Millas de Imola, con la Desmo 750. Este es el verdadero origen de las deportivas de la casa de Borgo Panigale.
La posible incursión de Ducati en Moto3 es, según Paolo Ciabbati, responsable deportivo de Ducati en MotoGP, no es algo definitivo: “Es solo una idea; no hay proyecto de Moto3”, aseguró en Movistar+, reconociendo que se valora la posibilidad pero que todavía no ha tomado forma.
Sobre el papel, la base de partida técnica de MotoGP comparte el mismo concepto que Moto3, un diámetro máximo para el cilindro de 81 mm, y eso simplificaría mucho las cosas. Pero hay que recordar que las regulaciones técnicas obligan a cualquier fabricante de Moto3 ha garantizar el suministro a un mínimo de 12 pilotos. Es decir, que si Ducati entra en Moto3 estará obligada a producir material para una docena de pilotos y no podrá dedicarse únicamente a llevar sólo un par de motos a la parrilla. ¿Les saldrá a cuenta? En Movistar+ dicen que se pondrán manos a la obra en 2017 para estar poder en el Mundial 2018. Aunque Ciabatti no lo confirma, ni lo desmiente.
