Todo aficionado al mundo del motor conoce, aunque sea de oídas, el Circuito Bugatti, de Le Mans, un trazado en el que se han vivido grandes batallas y momentos históricos para el motociclismo español. El Circuito de Le Mans es uno de los más antiguos del campeonato, albergó un GP por primera vez en 1969, cuando Giacomo Agostini se llevó la victoria en 500 tras doblar a todos sus rivales con la MV Agusta.
Desde que en el año 2000 Alex Crivillé consiguió la que sería su última victoria mundialista, después de una carrera muy apretada y un gran duelo con Norick Abe, Valentino Rossi y Kenny Roberts Jr y que supuso la vuelta del circuito al campeonato desde 1995, este año se celebrará el décimo séptimo Gran Premio consecutivo. Este año el trazado galo cuenta con una gran novedad, el reasfaltado, que será sin duda el gran protagonista del fin de semana.
El Circuito de Le Mans tiene cuatro zonas claves donde se producen la gran mayoría de los adelantamientos. El primer punto es a final de la recta de meta, en la famosa chicane Dunlop, una sucesión de tres curvas de derecha, izquierda y derecha. El segundo punto caliente es la zona de Garaje Vert, dos curvas de derechas que se trazan como si fuera una y que desembocan en la recta más larga del trazado.
La tercera zona clave para adelantar llega después de una fuerte frenada a final de recta, en la “S” Chemin aux Boeuf, las curvas 9 y 10 del circuito, uno de los puntos más complicados de todo el circuito. El último punto clave para intentar llevarse el gato al agua es en la zona de Raccordement, las dos últimas curvas de derechas, la 13 y la 14, justo antes de la entrada a meta.
A pesar de que no es uno de los circuitos más exigentes para los neumáticos, es uno de los trazados más duros de todo el campeonato para los pilotos, ya que no da ni un segundo de tregua. Después de las últimas polémicas con los neumáticos, sobre todo dentro del Box de Yamaha, Michelin se la juega en el Gran Premio de casa.
