Aunque el veterano e incombustible Bernie Ecclestone sigue siendo el hombre referencia en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1, los nuevos propietarios del campeonato, la empresa Liberty Media, se hace oír. John Malone, el consejero delegado de la compañía, un hombre de peso en el mundo de la comunicación, ha dicho en el diario Telegraph que se encuentra “descontento por el desequilibrio en gasto y prioridad de la tecnología sobre el espectáulo”.
Esto quiere decir la Fórmula 1 contempla muy seriamente la posibilidad de implantar un techo de gasto en los sueldos de los pilotos, además de controlar el desarrollo tecnológico y evitar una escalada del gasto. ¿Podría trasladarse esta forma de pensar al Campeonato del Mundo de MotoGP?
Lo primero, hay que decir que hay unas notables diferencias entre el presupuesto que se maneja en F-1 y el de MotoGP. Sólo en sueldos, la Fórmula 1 se deja casi 400 millones de dólares (unos 385 millones de euros). Sólo las fichas de Lewis Hamilton, Fernando Alonso y Sebastian Vettel rondaban los 100 millones de dólares (92 millones de euros) en 2016, con los tres superando los 30 millones de euros de ingresos anuales. En MotoGP, Valentino Rossi se movía en torno a los 20 millones de euros, y Jorge Lorenzo y Marc Márquez en cifras inferiores, aunque el nuevo contrato de Lorenzo con Ducati podría permitirle aproximarse a los ingresos de Rossi.
Sólo con el presupuesto de las tres cabezas visibles de la Fórmula 1 se podría pagar a toda la parrilla de MotoGP, Moto2 y Moto3, y sobraría dinero. El presupuesto que maneja una estructura privada de MotoGP es muy ajustado. Por ejemplo, el presupuesto de Tech 3 oscila entre los 8 y los 9 millones de euros, aunque Dorna, el promotor del campeonato, aportará a partir de 2017 2,2 millones de euros por piloto en concepto de renting de las motos, una medida que alcanza a todos los equipos satélite del campeonato.
Será difícil que se llegue a aplicar un tope de gasto en MotoGP porque Dorna ya adoptó medidas de control en su momento para evitar la desviación económica. Detalles como la centralita única, incorporada en 2016, o el precio máximo del renting que entrará en vigor en 2017, además de otra serie de iniciativas adoptadas en Moto2 y Moto3 con costes limitados y la obligatoriedad de ofrecer material a todos los pilotos por igual, han controlado el desarrollo tecnológico y evitado la escalada del gasto en el campeonato.
Y el resultado es bastante positivo. MotoGP cerró 2016 con un récord absoluto: nueve ganadores diferentes en una sola temporada, algo que ningún otro campeonato ha sido capaz de conseguir hasta el momento, y que es síntoma de buena salud y gran competitividad.
