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Pros y contras de la marcha de Lorenzo a Ducati

Será el indiscutible número uno de la marca italiana: sus referencias (y las de su equipo técnico) serán las que marquen el desarrollo de la moto y no habrá dos líneas de trabajo diferentes, algo que ha ocurrido en Yamaha en más de una ocasión. Como tampoco habrá acusaciones en ninguno de los dos lados del box ni de copia de datos ni de puesta a punto.

Será la referencia:

Durante sus primeros años y el primer título de MotoGP logrado en 2010, Jorge Lorenzo tuvo que cargar con el sambenito de ganar con una moto que había desarrollado Valentino Rossi, algo que coreaban hasta la saciedad los seguidores del italiano. Ahora tendrá que poner a su gusto una moto mucho más poderosa y salvaje que la dócil Yamaha YZR-M1. Triunfará si lo hace, cargará con ello si no lo logra.

Deberá cambiar su pilotaje:

Por mucho que trabaje en dulcificar la Ducati Desmosedici, el estilo fino y de tiralíneas de Lorenzo no es el que requiere la Ducati (ni tampoco la Honda). La moto progresará en la dirección en la que trabajen, pero el mallorquín también deberá acomodar su estilo a la italiana tras nueve años pilotando la moto azul.

El nivel de exigencia no podrá ser el mismo que en Yamaha:

Cualquiera que conozca un poco Ducati sabrá que su departamento de carreras no tiene el volumen y la capacidad de trabajo de una fábrica japonesa. Se acabó probar cuatro o cinco chasis en una pretemporada. Los cambios en la moto serán más lentos y las peticiones de Lorenzo no se cumplirán de la noche al día.

La Ducati ya no es ‘aquella Ducati’:

A Lorenzo se le va a exigir mucho más de entrada de lo que se le exigió a Valentino Rossi. El italiano se subió a una moto que ya tenía fama de inconducible y lo que se esperaba de él es que trabajara en el desarrollo de una nueva unidad, que hiciera ver la luz a la fábrica italiana. De Lorenzo se espera que desarrolle y transforme una buena moto, capaz de hacer podios según las circunstancias, en una moto ganadora cada fin de semana. Y ese paso es de los más difíciles.

El dinero pesa:

A nadie se le escapa que su contrato con Ducati, si no es el mejor pagado de MotoGP, estará a la par. Si pasan las carreras y el balear se mete en una espiral similar a la que atravesó Rossi vestido de rojo, siempre habrá quien lo critique por ‘pesetero’.

Edad:

Lorenzo tiene 29 años, cinco títulos de campeón del mundo y, hasta ahora, nada que demostrar. Este nuevo reto pondrá a prueba muchas habilidades del mallorquín, que hasta la fecha han pasado desapercibidas o, por el contrario, desvelará carencias que podrían pasarle factura y enturbiar el final de su carrera. Una carrera que siempre ha dicho que no iría mucho más allá de los 30 y su contrato con Ducati vencerá cuando tenga 31.

La carta en la recamara de Ducati:

No se sabe muy bien a que juega Ducati con Casey Stoner, o si es Stoner quien juega con Ducati. El australiano ejerce de probador en Ducati, aunque nunca ha dado la impresión de que haya tenido nada que ver con el desarrollo de la moto, ya que siempre ha rodado con unidades ya estandarizadas. Su papel más bien parece de mero consultor. No se conocen sus tiempos y prestaciones sobre la moto, permaneciendo la eterna duda sobre su regreso. No obstante, y si Lorenzo fracasara estrepitosamente en sus primeros pasos con Ducati, no es de extrañar que los italianos azuzaran/motivaran/quisieran salvar los muebles acudiendo al australiano, que sigue siendo casi igual de mediático retirado que en activo.

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