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Prueba Ducati Monster 821 2018: icono renovado

Fotos: Ducati
La tercera generación del escalón intermedio de la familia naked de Ducati recibe un restyling con todas las mejoras ya vistas en la Monster 1200 2017, aprovechando el 25 aniversario del nacimiento de la saga. El espíritu deportivo se potencia y la imagen mejora para ser más "monstruosa" que nunca.

El Salón de la Moto IFMA (Colonia, Alemania) celebrado en octubre de 1992 (actual INTERMOT) marcó un punto de inflexión en la historia de Ducati en general y del segmento naked en particular. El argentino Miguel Ángel Galluzzi se coronó con una deportiva desnuda compuesta por partes de otros modelos del catálogo de la marca que por aquel entonces dirigían los hermanos Castiglioni. El depósito de gasolina marcaba la personalidad de la Monster 900, algo que ha evolucionado hasta nuestros días, pero manteniendo las líneas maestras de hace 25 años. ¿Cuántas motos reconoces sólo con ver la forma de tu tanque de combustible a lo largo de la historia? Las más de 300.000 unidades vendidas de las tres generaciones sirven de ejemplo para reforzar el éxito de este modelo.

Los cambios con la Ducati 821 anterior (2015-2017) pasan por el rediseño del depósito (más estrecho) y el colín (más estilizado y sin asas laterales), la adopción de un nuevo faro delantero (el mismo de la Monster 797 con luz de posición/día LED), instrumentación TFT a color (incluye marcha engranada y nivel de combustible), un escape diferente, un subchasis más estrecho y unas estriberas reforzadas separadas para conductor y pasajero. Un guiño al pasado como la pestaña de anclaje del depósito al chasis, presente en la Monster 900 de 1992, se ha recuperado por eso de “no olvidar los orígenes”. El chasis multitubular de acero con motor autoportante no varía, al igual que el basculante de aluminio y el propulsor, que ahora declara su potencia máxima al motor (109 CV a 9.250 rpm) en banco de pruebas estático (motor fuera de la moto) en conformidad con las normas de homologación actuales, algo menos que los datos arrojados por el banco inercial empleado hasta ahora. Dispone de toma USB bajo el asiento (regulable en dos alturas), calza neumáticos Pirelli Diablo Rosso III y el cambio semiautomático (para subir/bajar marchas sin embrague) ya es accesorio opcional.

Respecto a su hermana mayor, la Ducati Monster 1200 2017, las principales diferencias pasan por el basculante de aluminio convencional en lugar de monobrazo, llanta trasera de 5.5” con neumático de 180 mm de ancho, horquilla no regulable, ausencia de radiador de aceite, desarrollo acortado, 1 cm menos de recorrido en el amortiguador trasero (Sachs), bomba de freno y embrague axiales, manillar de acero en vez de aluminio y 38 CV menos.

Experiencia amable

Nada más subirte en la Ducati Monster 821 te acoplas perfectamente a ella, es una naked ergonómicamente ideal que casa perfectamente con su conductor. Puedes abrazar cómodamente el depósito con las piernas, los brazos no están forzados y te invita a hacer kilómetros sin los extremismos de otros modelos de la competencia más street-fighter.

Desde el interruptor de intermitencia y las flechas de la piña izquierda controlas la electrónica de la moto, es decir, el triple modo de conducción (Urban, Touring, Sport), el ABS (3 niveles de intervención) y el control de tracción (8 niveles). Cada modo de conducción va asociado a un nivel más o menos intrusivo de las otras dos ayudas y, llegado el caso, podemos configurarlo a nuestro gusto si algún parámetro no nos convence. Circular en Urban es ideal para contener consumos entre el tráfico de la ciudad o incluso con mal tiempo o condiciones delicadas de suelo. El Touring es el más lógico, ideal para cualquier usuario, mientras que en Sport hay un cambio notorio de carácter y la respuesta a las insinuaciones del gas son instantáneas.

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La potencia no asusta en ningún momento, nada comparable a la 1200, y te permite ir “hilando fino” en 3ª-4ª sin necesidad de estar jugando constantemente con la caja de cambio y permitiéndote disfrutar sin estrés ni gotas de sudor frío recorriendo tu frente. Igual que su antecesora, la Monster 900 de 1992, en la gama media del cuentarrevoluciones está su punto fuerte, permitiéndote hacerla correr fácilmente sin que a ti te lo parezca. Más que suficiente, lógica pero no aburrida.

Aunque la horquilla carece de regulación, el compromiso tal cual viene de serie es muy correcto para un usuario medio, algo que comprobamos en primera persona por las rotas y bacheadas carreteras de la presentación, si bien deberá endurecerse si queremos realizar una conducción más deportiva. Los frenos Brembo M4.32 hacen gala de una excelente relación tacto-potencia y también hacen que el tren delantero se comprima mucho en apuradas de frenada.

Cuanto más ruedas con la Monster 821 en carreteras de montaña mejor te lo pasas, apreciando constantemente lo compacta, ágil y manejable que es, sin llegar a la jugabilidad de la Monster 797 (12,5 kg más ligera), pero con un feeling fantástico.

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