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Prueba Honda Shadow 750C: la saga sin fin

Fotos: Mariano Hinjos
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La eterna custom de la marca Honda pasa por nuestras manos para comprobar si los estándares de calidad e imagen siguen inalterados en el tiempo por esta remozada belleza de las carreteras.

Actualmente, ver rodar una custom – o grupos numerosos de ellas – por nuestras carreteras y encontrar muchas concentraciones sólo dedicadas a este tipo de motos americanas a lo largo del año, es totalmente normal… pero no era así en los 80 ni a principios de los 90. En aquellos tiempos, Harley no contaba con importación a nuestro país, y las marcas japonesas tenían cupos limitados en los que no se despilfarraba ni una sola unidad en modelos que, desde luego, no casaban en absoluto con la filosofía motera de aquellos tiempos.

Prueba Honda Shadow 750 C - manejable

Manejable y compañera cómoda e incansable

Realmente, España era un país de moto deportiva – ya fuera de campo o carretera – por excelencia, pero las primeras custom empezaron a llegar y, sería por aquello de que en ese momento se vivía el primer boom de la moto en nuestro país, lo cierto es que – contra muchos pronósticos – se empezaron a vender bien. Quizá porque esos modelos lograban captar ese espíritu de moto “americana” que muchos ansiaban y habían visto en muchas películas, pero a un precio muy asequible y, desde luego, con cilindradas y un tacto de motor aptos para todo los públicos.

Pues, entre ellas, una de las más importantes fue la Honda Shadow que en aquel momento era de 600 cm³ y que sedujo a una inmensa minoría que veía en ella una verdadera Harley a escala por su similitud con las legendarias Softail. Así empezó la leyenda que se reforzó con su impecable funcionamiento y una robustez mecánica que ha aguantado décadas, puesto que incluso hoy día vemos muchas aún rodando en perfecto estado.

Prueba Honda Shadow 750 C - Clase custom

El estilo americano con la calidad y acabados Honda

Pero los tiempos avanzan, y las cilindradas también, por lo que, cuando antes la cilindrada media era de 600 cc, ahora está por encima de los 700 cc. Por ello, creció desde 2004 en que apareció la primera 750 actual y, recientemente, cambió los carburadores por una evolucionada inyección electrónica. Así, el motor de esta C es un V2 a 52°, con una similitud evidente y nada disimulada con el legendario Big Twin americano, en que uno de los detalles estéticos más personales es la estilizada caja del filtro del aire en forma de lágrima.

Con una muy contenida potencia – aunque, no lo olvides, realmente adecuada la filosofía de una custom media – de 45 CV, tiene un tacto absolutamente exquisito y aterciopelado desde el mismo instante del arranque en que un suave ronquido te recuerda que estás ante una moto que busca ser de cromo y acero, pero sin perder nunca de vista la suavidad general, la comodidad y ser asequible para cualquier tipo de usuario que quiera montar sobre ella. Por supuesto, aquí entra ese insondable segmento en auge que es el femenino, del que todas las marcas que tienen modelos naked, custom o similares buscan hacerse con un pedazo del pastel. Desde luego, y a pesar de declarar unos buenos 262 kg de peso, su bajo centro de gravedad y un asiento que se sitúa sólo a 658 centímetros del suelo logran que sea perfectamente manejable y controlable. Con ese caballaje, lógicamente sus prestaciones no buscan nada excepcional, si por nada excepcional calificamos el ser perfectamente dosificable y tener una respuesta al puño y el embrague absolutamente maravillosa, lo que nos permitirá llevar a esta Shadow por donde queramos incluso a baja velocidad.

Prueba Honda Shadow 750 C - Buscando la carretera

Una rutera para cualquier usuario que busca cortos o largos recorridos

Su velocidad punta ronda los 160 km/h, poco si hablásemos una deportiva, pero perfecto si hablamos de una custom sobre la que – como en cualquier otra – el viento a partir de 140 empieza a ser molesto y forzar tus cervicales y antebrazos. Con sus mandos avanzados y sus manillares altos, adquieres una ergonomía clásicamente custom que te hará ser el rey del bulevar y que resulta cómoda para circular lento o durante pocos kilómetros. A partir de ahí, la cosa puede cambiar… bastante.

El comprador potencial de un modelo de estas características lo que busca es poder montar y disfrutar de la moto, olvidándose de todo tipo de mantenimiento y problemas. Por ello, en la transmisión vemos un efectivo cardan que, a pesar de ser rígido, gracias a la suavidad del motor y una cilindrada unitaria relativamente contenida – unos 375 cm³, lógicamente – resulta suave y sin apenas problemas de holguras y, mucho menos, de retenciones bruscas. Y, por supuesto, todo con un mantenimiento cero. En cuanto a los frenos, equipa sendos discos en ambos trenes 296 mm delante y 276 detrás con frenada combinada. Esto es un gadget eficaz en una moto tranquila como ésta, aunque tanta tubería repercute en un tacto de maneta algo blando.

Prueba Honda Shadow 750 C - Detalle motor

Los cromados del motor refuerzan la imagen custom

Desde luego, actualmente la oferta custom supera en un tropecientos por 100 al que se tenía que enfrentar la abuela de esta 750 a principios de los 90, pero las Shadow ya cuentan con una imagen y la leyenda que hace de ellas un valor seguro y estimado en el segmento custom. Su precio ronda los 9.000 euros, lo que hace de ella una moto barata, pero ten en cuenta que estamos hablando de toda una Honda. Ya sabes, la calidad y la imagen se pagan.

Balance final

Lo mejor

  • Suavidad del motor
  • Tecnología
  • Terminaciones de calidad
  • Apta para usuarios de todas las tallas

Mejoraríamos

  • Potencia escasa
  • Frenada justa
  • Protección aerodinámica
  • Peso en parado

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