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Prueba Suzuki GSR 750: entre algodones

Fotos: Javier Ortega
Las naked deportivas de cilindrada media están de moda. La GSR de Suzuki es uno de los mejores exponentes del segmento, una máquina sencilla, eficaz y muy gratificante. Es como conducir entre algodones.

Cuando pruebas motos constantemente corres el riesgo de caer en la rutina, volviéndote algo “insensible” a la hora de “sentir un cosquilleo especial” con motos de última generación. Con la Suzuki GSR 750 me ha sucedido lo contrario, pues me he encontrado tan cómodo que hasta me sentó mal devolverla. Y es que está claro que en la franja de los 6.000-9.000 € tienes todas las motos lógicas que puedas necesitar para calmar tus ansias moteras.

Esta GSR 750 es una gran evolución sobre la anterior GSR 600 (2006-2010), una moto más bonita, con chasis de acero en lugar de aluminio, basculante convencional, motor de superbike y un conjunte que cumple. Además, es cómoda, fácil de conducir, suave, dulce… ¡lo tiene todo! El punto de mira cuando los de Hamamatsu presentaron esta moto el año pasado fue la Kawasaki Z750, un referente de ventas durante varios años en el segmento de las naked deportivas de media cilindrada. Yamaha también se apuntó a la fiesta con su Fazer8 N, mientras que Honda se ha quedado un poco descolgada apostando todavía por una 600 como la Hornet.

750 cc: la clave

Que junto a la Triumph Street Triple y la Yamaha FZ8 considere a la GSR una de las mejores naked es debido, en gran parte, a su apuesta por un motor de 750 cc heredado de la GSX-R. Hace más de una década que las mecánicas de 750 cc dejaron de participar en el mundial de Superbike a favor de las 1.000, pero no por ello he dejado de pensar que es la mejor cilindrada existente para una moto de carretera. Potencia de 1.000 y peso de 600 fueron durante muchos años las claves de este tipo de motos y, a día de hoy, sigue siendo así. Tampoco debemos olvidar que Suzuki presentó la primera 750 “moderna” en 1985, un motor que no ha dejado de evolucionar y del que se ha beneficiado esta GSR.

Dulcificar la respuesta de una mecánica RR es posible gracias a la electrónica, consiguiendo que la GSR sea tan práctica para moverte por ciudad como para hacer viajes o salidas por tus carreteras de curvas favoritas. Pero no todo es potencia, pues sorprende mucho su capacidad de recuperación en 5ª y 6ª marcha debido a su buena entrega de par.

Con 211 kg llena y su chasis de acero se mueve como pez en el agua en tramos revirados. Si aprietas el ritmo, las suspensiones se resentirán un poco y es que si estuviese equipada con una horquilla y un amortiguador más consistentes, la trazada podría ser mucho más precisa y ganar algo en estabilidad.

Apuesta segura

Además del motor, el chasis de acero se comporta a la perfección, mejor logrado que el de la Kawasaki Z750. A destacar también el tacto del embrague y el cambio, muy suaves, agradables y precisos. Desde el primer momento la sientes como si fuera tu moto de toda la vida, poniéndote las cosas fácil, algo de lo que muy pocas motos pueden presumir. Con sus 17,5 l. de depósito tendrás una buena autonomía que puede llegar a los 300 km circulando a ritmos legales.

Que la Suzuki GSR es una apuesta segura me ha quedado claro: cómoda, con toque deportivo, atractiva, ágil, funcional… Todo lo que esperas de una moto moderna.

Valoración final

Lo mejor:

  • Suavidad de funcionamiento
  • Cambio
  • Motor

Mejoraríamos:

  • Frenos
  • Suspensión
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