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Prueba Yamaha SCR950 2017: ¡hagan juego!

Fotos: Yamaha
Partiendo de la base de la XV950R, Yamaha ha desarrollado una Scrambler con la que pretende jugar sus cartas en la partida de este codiciado segmento. Se ha apostado por una moto con una fuerte presencia, excelentes acabados y en la que sus cualidades asfálticas se imponen a las camperas, además de ser una base perfecta para incorporar accesorios y hacer modificaciones.

La familia Sport Heritage de Yamaha se amplía con una nueva integrante, la SCR950. La firma de los diapasones ha tardado en mover ficha para incorporarse a este segmento pero estaba claro que no se iba a quedar fuera del “terreno” Scrambler, un segmento de moda que a su vez aglutina elementos y estilos de otros al moverse entre el custom, naked, off road y lo puramente retro. En este caso se ha tomado como base la ya conocida XV950R Bolt, se han modificado ciertos aspectos básicos amén de retoques estéticos y el resultado es una moto original y diferente a lo que ofrece en la actualidad el mercado. Las motos Scrambler no es algo que le venga de nuevas a Yamaha, ya en 1955 la Volcano Race fue un modelo utilizado en competiciones off-road, más tarde, en 1965 ofrecía en su catálogo (solo en algunos países) la Big Bear Scrambler de 250. Incluso la mítica XT500 de 1975 se podía considerar una Scrambler a pesar de ser una trail pura y dura de la época. No olvidemos que el primitivo concepto de Scrambler es una moto de asfalto con modificaciones en neumáticos, manillar y suspensiones para que su radio de acción se amplíe también al campo y la tierra.

Con el concepto claro Yamaha no lo dudó en utilizar como base a la XV950R para desarrollar la nueva Scrambler. De hecho ya es la segunda versión del modelo pues la primera fue la XV950CR, denominada Racer, es una custom con tintes cafe racer muy espectacular y elegante. Pues bien, esta versión SCR estructuralmente tiene como novedad un nuevo subchasis que hace que la distancia del asiento al suelo aumente hasta los 830 mm y además permita colocar un nuevo asiento más estrecho para facilitar el poder moverse encima, ponerse de pie, etc. Pero no es la única modificación que afecta a la postura de conducción: el manillar es un poco más alto y los estribos están más retrasados y un poco más elevados respecto a la XV950R. Todo esto va enfocado a adoptar una postura adecuada para su uso en campo sin restar comodidad para ir en asfalto. Esto último es importante ya que en realidad va a ser el principal uso.

Como toda Scrambler que se precie, las llantas son de radios y los neumáticos mixtos, las medidas cambian respecto a la Bolt, en la SCR son 100-90/19 delante y 140-80/17 detrás. El tarado de la horquilla también se ha revisado y adaptado a un posible uso campero. En el apartado estético son muchos los componentes que destacan de la nueva SCR, aunque yo me quedo con el depósito y sus variantes de color (rojo o negro), las tapas laterales que van a ambos lados del asiento con el nombre del modelo, el guardabarros trasero de acero elevado y el escape que apunta ligeramente hacia arriba. Un conjunto que no deja indiferente, ya que es una moto con una apariencia muy particular incluso comparándola con otras Scrambler del segmento, esto sin duda enriquece y hace que la oferta sea aún más variada. Pero veamos qué nos ofrece en marcha.

Yamaha SCR950 2017.

Vertiente asfáltica

Como suele pasar en este tipo de motos, el uso principal que se le suele dar es por asfalto, es cierto que la estética campera mola mucho en una Scrambler, pero el asfalto va a ser su principal radio de acción, ya sea por carretera o ciudad. La nueva SCR es una moto que, a pesar de las modificaciones de esta versión, tiene el centro de gravedad bastante bajo, algo de agradecer en carretera, pero por ejemplo para manejarse por ciudad y entre el tráfico penaliza bastante, además en este caso los estribos están muy salidos hacia fuera y es frecuente darte en la espinilla cuando maniobras en parado. En carretera abierta el comportamiento es muy bueno, la postura de conducción es cómoda, así como el asiento con un mullido agradable para hacer kilómetros.

El motor es un bicilíndrico en V refrigerado por aire de 54,3 CV (esta versión no es limitable para el carnet A2, la versión XV950 Racer, sí) y transmisión por correa, con un tacto y un sonido muy genuino y con una entrega de potencia progresiva. Se podría decir que demasiado progresiva, pero no es una moto para ir deprisa, no está ni pensada ni diseñada para eso, la prueba más evidente es que en cuanto imprimes un ritmo rápido y quieres tumbar, los estribos enseguida tocan con el asfalto. Un indicador perfecto para saber que estás sobrepasando el límite, aunque un truco para evitar este molesto sonido es echar el cuerpo hacia el lado donde se tumba e intentar tumbar menos la moto, de esta forma puedes dar la curva más rápido y evitar gastar el avisador del estribo. Otro indicador de que te puedes estar acercando a velocidades ilegales es que los neumáticos mixtos empiezan a sonar con un ligero zumbido a partir de 110 km/h. Las marchas se engranan con precisión, el embrague tiene un tacto muy correcto, esto es algo marca de la casa, es difícil que en una Yamaha falle la caja de cambios.

Yamaha SCR950 2017.

En la SCR apenas se han modificado las suspensiones respecto a la XV950R, de hecho tienen hasta el mismo recorrido delante y detrás. La horquilla sí muestra un tarado diferente, además en la SCR lleva un protector de goma tipo muelle que además de proteger las barras de algún posible impacto, le da un aire retro que le va bastante bien. En marcha nada que objetar, solo que la horquilla se hunde demasiado cuando frenas fuerte con el freno delantero, por lo demás todo correcto. La palanca del freno trasero es de fácil accionamiento y siempre dosificable. Tiene ABS de serie, un sistema que ya prácticamente es un requisito imprescindible en cuanto a seguridad, además funciona bien y no es demasiado intrusivo. El cuadro de mandos hace honor al estilo de la moto: sencillo y austero. Es una pequeña pantalla, digital en su totalidad, en la que se muestra la velocidad, los kilómetros recorridos y poco más, se echa en falta al menos un indicador de rpm.

Vertiente campera

Se agradecen los esfuerzos de Yamaha por haber intentado darle un aire campero a esta SCR, pero lo mejor en este aspecto está en su estética ya que en tierra no ofrece demasiadas alegrías. Esto es sobre todo al peso y al bajo centro de gravedad, que penalizan al ponerte de pie sobre los estribos e intentar mover la moto con el cuerpo. La suspensión trasera tiene poco recorrido, de esta forma hace tope enseguida en los baches. Los neumáticos mixtos son adecuados para este cometido, en tierra no van mal, traccionan y agarran bien y en asfalto permiten un uso igualmente satisfactorio, de hecho al tener el taco liso no notas su presencia en ningún momento. A pesar de esto, se puede decir que es una moto válida para dar un paseo sin muchas pretensiones por una pista de tierra lisa y sin demasiados baches o piedras. Con mantener un ritmo tranquilo y evitar los baches, todo irá bien.

Yamaha SCR950 2017.

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