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Prueba Yamaha X-MAX 250: ¿el scooter perfecto?

Fotos: Javier Ortega
Eso, al menos, es lo que durante los últimos años han pensado la mayoría de los que han buscado un scooter medio en nuestro país. Sus cifras de ventas así lo aseguran, posicionándose como el segundo scooter de cilindrada media más demandado.

Los verás con cierta asiduidad por la calle. Desde hace años, los X-Max, tanto en su versión de 125 cc como este 250 cc son superventas y, aunque no es fácil distinguirlos entre ellos, te puedo asegurar que cuando te montas las diferencias están muy claras. Centrándonos en el 250, se trata de uno de los scooters de media cilindrada más conseguidos del mercado, muy ágil y manejable, rápido y con cierta capacidad sport, pero que al tiempo ha sabido conservar toda la polivalencia que este tipo de vehículos debe tener.

Renovados en 2010, los X-Max adoptaron una nueva carrocería y pasaron por una revisión de sus chasis y mecánica. Un nuevo frontal, en el que cambió no sólo su “look”, ahora más afilado y deportivo, sino sobre todo la cúpula; antes iba sobre el manillar como en un scooter básico y ahora va sobre el escudo frontal, fija. Tiene más importancia de lo que parece, ya que esto supone aligerar el peso directo sobre el tren delantero y aislar la dirección del “efecto vela”. Visto desde el lateral o desde la zaga, también cambió profundamente. De hecho, se pretendía (y se consiguió) que se pareciese más al T-Max. Así, aunque mantiene el tamaño aproximado de su predecesor, visualmente es más ligero y ágil.

Se cambió también el cuadro de mandos, ahora incorpora cuentavueltas, una pantalla digital en el centro y, como en el caso del T-Max, toma el look del típico de los coches deportivos. Pata de cabra lateral, con desconexión del motor y caballete central, el X-Max tiene detalles de equipamiento de alto nivel, aunque también tiene “despistes” importantes: no hay enchufe de 12v, algo que ya es típico en la competencia ni mando de cortacorrientes en el manillar: ahorro de costes manda, aunque sea en un scooter de este nivel de precio. Pero si en algo destaca este scooter es el hueco bajo el asiento “de récord”, donde puedes dejar dos integrales y algo más. Se abre desde la cerradura de contacto e incorpora un muelle para ayudar a abrirlo y mantenerlo abierto.

Sobre el asfalto

El X-Max es un scooter de éxito indiscutible. Caro, pero muy bien valorado por sus usuarios, es un scooter de buen tamaño, con un motor que empuja muy bien y una parte ciclo de calidad, donde destaca su rueda delantera de 15” (trasera de 14”), lo que lo sitúa a medio camino entre los scooters normales y los rueda alta. Consigue así una estabilidad superior a la competencia, lo que unido a su motor consigue darle ese “aura” sport que tiene y que cuando lo pruebas, convence.

Mecánicamente sigue empleando el motor Minarelli-Yamaha de 249 cc de inyección electrónica que se estrenó en la versión de 2007. Entrega 20 CV a 7.500rpm con un par de 21 Nm a 6.000 rpm: no son cifras espectaculares para un scooter de 176 kg, pero suficientes para mover con soltura al X-Max.

Yamaha X-Max 250 2012

Es alto, con el asiento a 792 mm del suelo; la rueda trasera de 14” y el hueco del casco obligan a que sea así. Pero gira muy bien y con el peso muy abajo, resulta muy maniobrable, por lo que en ciudad es ágil y agradable. El motor, algo perezoso en los primeros metros, es suave y progresivo y sale suficientemente bien en los semáforos. Las suspensiones están bien calculadas: es un scooter firme y el chasis (tubular de acero) transmite muy bien lo que pasa debajo de las ruedas, en parte gracias a la firmeza de esas suspensiones que, sin embargo, no resultan incómodamente duras. Con los frenos pasa algo parecido: no se detecta un tacto demasiado seco o dureza de manetas, pero frena bien, a cualquier velocidad.

Pero es en la carretera donde el X-Max brilla más. Es un scooter bien diseñado en todos los aspectos y, aunque sobre el papel sus cifras de potencia se queden lejos de la competencia (y más de las nuevas generaciones de 300 cc), el X-Max es capaz de superar los 140 km/h de marcador sin mucha dificultad, manteniendo buena capacidad de recuperación y aceleración. Con una estabilidad fuera de duda y el resto de bondades de su parte ciclo, se puede ir muy deprisa con este scooter. Prueba de ello es el cárter del motor: cortado a bisel, para aumentar al máximo el grado de inclinación posible. Y lo que es mejor: se agradece, porque es divertido y fácil de llevar deprisa.

Valoración final

Lo mejor

  • Suavidad de funcionamiento
  • Capacidad de carga
  • Estabilidad

Mejoraríamos:

  • Precio
  • Potencia
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