Cuando presenciamos que alguien se hace daño nuestro instinto nos lleva a ayudarle cuanto antes. Normalmente es una buena idea, pero cuando se trata de un accidente de tráfico NO es así. Los accidentes de tráfico ocurren en carreteras, y por éstas siguen circulando vehículos que representan un peligro. En muchas ocasiones al accidente inicial se suman otros golpes precisamente por este motivo: al final, no sólo hay más implicados y víctimas, sino que alguno de los iniciales puede ver agravado su estado por los siguientes choques. Por otra parte es sabido que, en caso de accidente con heridos, cada minuto que pasa puede ser vital para salvar vidas.
Por estos dos motivos hay que tener claro cuáles son las prioridades si nos encontramos con un accidente. Y lo primero como decíamos NO es ir a ver qué le ha pasado al accidentado, ya sea un motorista caído o un conductor siniestrado. Para que sepamos qué hacer (y qué no) las autoridades sanitarias inventaron estas siglas: P.A.S. Significan los tres pasos a seguir y en ese orden: proteger, asegurar y socorrer. Grábatelo en la memoria, y compártelo con otras personas, para que todo el mundo lo tenga bien claro.
Proteger
Así, cuando nos encontramos con un accidente que acaba de ocurrir, o llegamos a un lugar donde ha habido uno, o nosotros mismos estamos implicados en uno, lo primero es “proteger”. Hay que evitar que los siguientes coches, motos, camiones y demás que lleguen por la carretera, sepan que tienen que frenar o apartarse, y evitar que atropellen o arrollen a los vehículos y personas accidentadas. Habrá que poner la moto (apartada) con luces antes, usar triángulos, un chaleco en el suelo, alguien indicando… lo que sea más rápido, eficaz y sobre todo, seguro. Recordemos que incluso la propia Guardia Civil ha sufrido bastantes bajas por tener agentes indicando un accidente (!). La gente que llega al lugar va conduciendo a su aire o despistada, no esperan lo que habrá. Si conseguimos que el lugar del accidente sea una zona segura, y que no haya más accidentes o golpes después, habremos tenido éxito protegiendo la zona (y no es sencillo).
Avisar
Con la zona protegida, o mientras alguien se está ocupando si somos más de uno, llega la segunda cosa importante: avisar. Llama al 112 y diles claramente dónde ha ocurrido el accidente. Si no estás seguro, fíjate en algún hito para ver el nombre de la vía y punto kilométrico. O diles de dónde venías y hacia dónde ibas para que te localicen. Hay aplicaciones dedicadas para móviles, nuestra favorita es Help Me – SOS International porque además del 112 español tiene los teléfonos de muchos países, y además al activarla envía nuestra posición GPS al operador. También, para España, es muy útil tener descargada y activada (basta poner nuestros datos) la aplicación AlertCops. No sólo nos servirá para avisar en caso de accidente, también si vemos algún delito o somos víctimas de uno, pues avisa a los cuerpos policiales más cercanos. Cada minuto que ganemos para que venga una ambulancia puede servir para salvar una vida, o conseguir que una lesión sea menos grave.
Socorrer
Una vez asegurado el lugar del accidente y avisados los servicios de emergencia, llega lo que nuestro instinto nos pedía hacer antes de nada: socorrer a los heridos. Incluso en este momento, hay ocasiones en que es mejor no hacer nada si no sabemos qué tenemos que hacer. Hay que evitar mover a los heridos, ya estén en el suelo (motorista caído) o en un vehículo siniestrado, incluso evitar que se muevan ellos mismos si pensamos que tienen heridas (ellos pueden no darse cuenta por la adrenalina). Excepcionalmente, habrá que moverlo si está en un vehículo que se incendia, o en situación insegura (a punto de caer en un barranco). Si alguno sufre una hemorragia fuerte, no hay que hacer torniquetes sino presionar la herida con alguna prenda. Y poco más si no tenemos conocimientos adecuados de primeros auxilios. Siempre es bueno en cualquier caso tranquilizar y abrigar a los heridos, dejarles espacio para no agobiarles, hablarles y decirles que hay ayuda en camino.
Ojalá nunca te encuentres con la necesidad de usar estos consejos. Pero por si acaso, insistimos: léelo de nuevo, compártelo y dalo a conocer. Quién sabe si alguien a quien se lo cuentes un día podrá ayudar a salvar tu propia vida.
