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Termina el plan PIVE 8, otra vez sin motocicletas

El 31 de julio terminaba el plazo para inscribirse en el Plan PIVE 8, el Programa de Incentivo al Vehículo Eficiente que arrancaba cuatro años antes y buscaba sacar de la crisis a un sector del automóvil en mínimos históricos debido a la situación económica mundial. Acaba sin que la motocicleta se haya tenido en cuenta.

A pesar de que cuando el Plan PIVE se lanzó en octubre del 2012, la medida fue fuertemente criticada, se ha demostrado que ha sido una fórmula de éxito en todos los sentidos. Las ayudas lanzadas por el Gobierno permitieron resurgir una industria que estaba mermada en cuanto a sus ventas y, al mismo tiempo, renovar parte del parque móvil por vehículos más eficientes, más seguros y con menos emisiones.

Plan PIVE: cifras de éxito

Cuatro años, ocho Plan PIVE y un total de 1.115 millones de euros de inversión que han conseguido cifras asombrosas. Económicamente para el Gobierno, el dinero que han podido recaudar ha sido cercano a los diez mil millones de euros, cinco mil millones gracias a el IVA, las matriculaciones o el IRPF y los otros cinco mil millones derivado de la actividad económica.

Entre el 2013 y el 2016, más del 20% de las matriculaciones se han producido gracias al Plan PIVE, generando en el sector 15.000 puestos de trabajo y consiguiendo que el número de vehículos fabricados en España pasase de los 1,9 millones en el 2015 a los 2,8 millones con los que se espera cerrar el 2016, convirtiendo al país en el octavo productor a nivel mundial.

En cuanto al impacto medioambiental, la retirada de 1.185.000 vehículos de más de diez años ha conseguido reducir las emisiones de CO2 en 850.000 toneladas además de dotar a las carreteras de vehículos más seguros. De media, cada vehículo es ahora entre un 20% y un 35% más eficiente y seguro que antes.

Plan PIVE: cuatro años, ocho fases

El 1 de octubre de 2012 entraba en vigor el primer Plan PIVE, que sustituía el Plan 2000E que permitía beneficiarse de 1.500 euros de descuento (500 aportados por el Estado y 1.000 por el fabricante) al comprar un vehículo nuevo. El Plan PIVE1 tenía una dotación de 75 millones de euros y suponía una ayuda de hasta 2.000 euros al comprar vehículos nuevos o de hasta un año de antigüedad a cambio de otro de más de 12 años.

En poco más de tres meses los fondos se agotaron. No sirvió para revitalizar el sector en el final de 2012 pero se vio que había empezado a mover la venta de vehículos, por ello el Plan PIVE2 incrementó sus fondos en un 50% y luego siguieron el PIVE3 y PIVE4 con una reducción a 70 millones. La gran demanda hizo que en menos de un año se agotasen las ayudas.

A finales de enero de 2014, 175 millones fueron destinados al PIVE5, que se continuó con el PIVE6 en junio y en febrero de 2015 con el PIVE7, todos ellos con un importe similar. Los fondos del PIVE7 se agotaron en más de un 75% antes de que entrase en vigor por lo que el último, el PIVE8, redujo la ayuda a 1.500 euros para poder aumentar el número de beneficiados y aumentando los fondos hasta los 225 millones.

Las motos, las grandes olvidadas

A pesar de que el sector de la motocicleta sufrió tanto o más que la del automóvil, el Estado no contempló en ningún momento que ellas se beneficiasen de ningún tipo de ayuda. En cada una de las fases de PIVE aprobadas, los fabricantes reclamaron la atención pero en ningún momento estuvo en los planes del Gobierno.

Curiosamente, tal y como ha constatado la DGT en varias ocasiones, la antigüedad del parque móvil influye directamente en la seguridad y el de las motocicletas es dos años más antiguo que el de los automóviles (fijado en 11,2 años de media). A niveles de emisiones también hay grandes diferencias entre las motos que circulan por nuestras carreteras y las nuevas, sobre todo con la entrada de la Euro4 y, por supuesto, la obligación de que todas las motos de más de 125cc equipen de serie ABS, una medida de seguridad activa imprescindible hoy en día.

Con una cifras que han resultado beneficiosas para todos, parece increíble que en ningún momento se haya pensado en lanzar un plan similar. Aunque la partida presupuestaria que se destinase no se agotase, el dinero siempre se podría recuperar y el invertido sería una inversión que generaría una mayor recaudación de forma indirecta. Ya no hablamos de fabricantes de motocicletas, accesorios, etc; que también se verían beneficiados de una forma indirecta si el número de motos vendidas fuese mayor.

Sin embargo, un Gobierno que todavía está en el aire tras dos elecciones y la recuperación del sector en el último año y medio hacen imposible que se vuelva a plantear un tema similar. Al final, hemos tenido que ser nosotros mismos los que nos sacásemos las castañas del fuego, siendo los únicos que somos capaces de entender las necesidades propias del sector.

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