En un primer momento lo que más llama la atención al ver esta máquina y es obvio es su motor. Con un acabado dorado que le da una imagen más elegante, el motor V8 de un Ford de 1937 asoma con poderío con sus cuatro cilindros por lateral y aparenta potencia, pero nada más lejos de la realidad. Esta joya creada a base de remiendos únicamente rinde 68 CV, una cifra que se antoja justa teniendo en cuenta lo que podría rendir un V8 más moderno.
Si el hecho de encajar un motor de coche en un chasis de moto no es tarea fácil, menos ha debido serlo el poder ponerle una caja de cambios de 5 velocidades proveniente de una Moto Guzzi al motor. Está claro que lo laborioso de la operación compensa si se valora el peso que se ha ahorrado al conjunto, ya que cualquier caja de cambio de un coche es bastante más pesada que la de una moto.
Por otro lado, a esta “Ford” le han añadido diferentes componentes llegados de otras motos. El depósito de gasolina pertenece, ni más ni menos, que a una Honda 750 y almacena el combustible que luego pasa a los carburadores de Stromberg. En cuanto a la suspensión delantera, los creadores de este vehículo han confiado en las piezas de una Indian Chief del ’48. En cuanto al manillar, se ha empleado uno de Harley Davidson, mientras que para rematar este auténtico “encaje de bolillos”, la transmisión secundaria y el guardabarros trasero pertenecen a otra Moto Guzzi.
Probablemente no se trate de la moto más rápida, ni tampoco hablemos de la que menos consume a los 100, incluso puede ser ruda. Lo que está fuera de lugar es que esta moto propulsada por un V8 de un Ford de 1937 tiene todo el carácter necesario para ser una moto mítica.
