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¿Y ahora qué?

Éramos pocos y parió la abuela, que diría aquel. El Mundo está en crisis, España está, según los entendidos, por los suelos, y la moto, el único placer que tenemos algunos, está herida de muerte.

Si nadie lo remedia, pronto tendremos que ir al velatorio para despedirla hasta siempre, pues si ya es difícil la coyuntura económica mundial, ahora resulta que la moto en España no la quiere ni el Gobierno Central, ni las Administraciones Autonómicas y, mucho menos, nuestro querido y apreciado Pere Navarro.

Este hombre parece que cuando se aburre, que debe ser bastante a menudo, decide jugar al más difícil todavía con el sector de las dos ruedas. Si ya nos dio en el “bebe” el año pasado con la ilógica, incoherente y rastrera normativa de la Ley de Calidad del Aire y protección de la Atmósfera, ahora se le ha ocurrido dar una vuelta más de tuerca, sacándose de la manga el carnet A2, encaminado a diezmar el uso de la moto y la moral de los que creemos en ella. Y lo peor de todo es la ignorancia, pues quizás nadie le haya explicado (para qué os quiere, asesores) que el segmento de las motos de 500 es simplemente inexistente. Ni las marcas japonesas ni las europeas, ninguna, cuentan con una moto que case con la nueva propuesta. Sólo valdría para los scooter. ¡Ver para creer!

España, según un estudio reciente, fue el tercer país de Europa que más motos matriculó en 2007 y más caídas está protagonizando en el 2009, con una media que ronda el 60%

Mientras tanto, Anesdor, la patronal de las dos ruedas, o no se entera de por dónde van los tiros o es que no existe una verdadera estrategia para luchar contra la injusticia que sufre la moto. Lo suyo, en una situación de presión como la que está sufriendo nuestro sector, sería formar un frente común para, por lo menos, hacer oír las palabras de fabricantes, tiendas y usuarios. ¿Vosotros oís hablar por alguna parte de nuestra patronal? Yo no. Mientras tanto, la moto sigue yendo a pique día tras día.

España, según un estudio reciente, fue el tercer país de Europa que más motos matriculó en 2007 y más caídas está protagonizando en el 2009, con una media que ronda el 60 %. Acogemos tres Grandes Premios en nuestras fronteras, somos quienes movemos más aficionados por carrera y, pese a todo, corre el rumor que a lo mejor nos quedamos con sólo dos carreras.

La capital debería ser modélica en el apoyo al motor. Pero parece que esta no es ninguna prioridad para la Comunidad, que prefiere ensimismarse en las Olimpiadas de 2016.

Hablando de Grandes Premios, también existen Grandes Decepciones, sobre todo para los madrileños. En la capital se está aniquilando la afición por los circuitos, pues si no teníamos suficiente con un obsoleto Circuito del Jarama, ahora resulta que tampoco se puede rodar en él. O si lo hacemos, tiene que ser a ralentí, para no molestar a los vecinos de las urbanizaciones colindantes. Es como cuando gente que se ha comprado una casa cerca del aeropuerto se pone a denunciar el ruido de los aviones. Aunque parezca mentira, esto ocurre.

La capital debería ser modélica en el apoyo al motor. Pero parece que esta no es ninguna prioridad para la Comunidad, que prefiere ensimismarse en las Olimpiadas de 2016. Todos los que aquí vivimos deseamos que triunfe la candidatura, pero al igual que arrimamos el hombro por nuestra ciudad, también deberían preocuparse por las minorías. Lamentablemente, eso es lo que somos y lo que transmitimos, pues a estas alturas los aficionados a la moto estamos solos y sin nadie que nos escuche.

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