Álvaro Bultó ha muerto esta mañana en los Alpes suizos mientras practicaba wingfly a la edad de 51 años. El aventurero ya tuvo un percance durante otro salto con su traje de alas en Benidorm hace dos meses, pero esta vez las consecuencias han sido fatales.
Álvaro era hijo de Paco Bultó, el fundador de las legendarias Bultaco (1958) y Montesa (1944) y tío de Sete Gibernau. Además de por sus prácticas deportivas, Bultó también fue un habitual de las páginas de la prensa rosa debido a sus romances con la infanta Cristina o la presentadora Paloma Lago.
Aunque actualmente había encontrado en la modalidad para caidista del Wingfly su principal hobby, el gen de carreras de Paco Bultó fue heredado por sus hijos. Aquellos chavales que paseó por San Antonio cogidos al manillar de su Sherpa han conformado una generación espectacularmente competitiva en la que también han destacado su nieto Sete Gibernau, el endurero Miki Arpa o el velocista Lucas Oliver.
Álvaro también compitió en lanchas rápidas, en la categoría de coches GT, el Rally París-Dakar, en velocidad, en las 24 horas de Montmeló y también en motocross, enduro, dirt track o supermotard. Un “todoterreno” del motor.
Bultó era un apasionado de la aventura y de todo lo que oliera a gasolina. Según sus propias palabras: «Recuerdo que en séptimo de básica yo corría en motocross y venía la carrera de Esplugas, así que dejé de ir a clase y me fui a entrenar sin decírselo a mis padres. Cuando él (Paco) se enteró me dijo que adelante». «Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar es empezar a morir».