Así es el Mundial de Enduro 2019

Hace años, se podría decir incluso que tradicionalmente, los aficionados y los pilotos más puristas exigían que los recorridos del enduro fueran más exigentes y más técnicos, para que los crosseros llegaran con el físico castigado a las especiales, evitando de ese modo que las cronos no se convirtieran en algo así como carreras de velocidad sobre tierra.
El anti cross
Con esa demanda, y de forma paralela, fueron apareciendo pruebas de una dureza y dificultad que llegaron a crear su propio carisma. Ya existía antes de este siglo, como carrera multitudinaria, el rally sobre la arena de Le Touquet; aunque no se le podía llamar, ni entonces ni ahora, enduro extremo o algo similar.
La primera carrera que “extremó” su recorrido con trialeras inusualmente complicadas hasta entonces y que verdaderamente resultó precursora del lado extremo, apareció de forma efímera durante los años noventa (1993-2001), en el bosque de Limoge, bordeando el lago de Vassiviére y coronando la Côte du Corbeau Mort. Fue la Gilles Lalay Classic, una carrera entrañable y purista, que nació en memoria del malogrado piloto francés en el París-Dakar.
En un extremo
Sin embargo no fue hasta que en 1995 a alguien se le ocurrió hacer una carrera dentro de una mina, abierta al cielo austriaco. De esa forma apareció el primer enduro extremo con relieve internacional, conocido como tal. El Erzberg Rodeo llevaba al borde del exterminio cada lista de inscritos, marcando así la misma orientación extrema que han tomado de una manera casi popular, en los últimos tiempos, otros deportes practicados a pie o en bicicleta.
Más adelante, en línea con la carrera austriaca nacieron otras pruebas, y en 2004 apareció en el calendario la Red Bull Romaniacs, que a lo largo de cuatro días, más uno de prólogo, pondría contra las cuerdas, como ninguna, los límites de la técnica conduciendo una moto y los de la propia extenuación física y mental de sus pilotos. Todas estas carreras crearon una tendencia tan exitosa entre especialistas y afición que más allá de formar un campeonato propio, como las la Red Bull Hard Enduro Series, crearon una nueva especialidad: el Enduro Extremo. Una forma de competir en enduro que ha atraído a muchos trialeros, puesto que, en buena medida se trata de eso: de hacer trial con una moto de enduro.
Bien. Pues en los últimos tiempos, la fuerza de estas carreras extremas ha conducido a los organizadores a perfilar tanto los recorridos de los rallys como el trazado de sus propias especiales, incluyendo cada vez más pasos de este nuevo enduro-trial, o enduro extremo. Tanto es así que las tendencias, y también las demandas y exigencias han cambiado, dando como resultado el que sean muchos los que ahora reclaman el retorno al enduro tradicional; ni crossero, ni tampoco trialero, sino simplemente la vuelta a los orígenes del enduro.
Un nuevo campeonato del mundo
La cuestión es que ya sea atendiendo a las demandas de unos o por tomar un rumbo diferente al de otros campeonatos adyacentes, la FIM pulió el formato de su certamen mundial para organizar unas carreras con marchamo propio, como la manga española, disputada en Santiago de Compostela, con un rally que daba tres vueltas y media cada día a un recorrido de unos 65 kilómetros, a través de los montes y senderos gallegos, con tres especiales surtidas, a elegir por el espectador y a preparar por lo que debe de ser en la actualidad un piloto completo de enduro.
La primera especial transcurre a lo largo de un trazado con trances y obstáculos de enduro extremo, incluyendo los pasos por piedras, sobre troncos y superando las incómodas redondeces que perfilan los neumáticos de tractor. Una crono que no llega a ser lo extrema que resulta en otras carreras, pero que sí se alarga hasta los seis minutos o más, en lugar del minuto escaso que apenas alcanza en muchas de ellas.
La segunda especial se configura al más puro estilo crossero, con saltos lanzados desde rampas artificiales practicadas sobre el terreno, con mesetas sobre las que los pilotos vuelan al más puro estilo SX y con bajadas de vértigo por la tierra, a las que los pilotos se lanzan en barrena, con la rueda trasera queriendo despegarse del terreno.
Y la tercera crono, cómo no, a la que llaman simplemente “enduro”, con un recorrido que se propone para aglutinar los pasos con el sentido más tradicional de la especialidad. Subidas escarpadas de tracción inverosímil, bajadas casi verticales entre la vegetación; el barro y el agua, casi siempre aparecen como elementos que aportan una dificultad técnica genuina de esta forma del off road, y que lo modelan, además, con esa plasticidad única que identifica el enduro de siempre. Sumados a estos ingredientes, no pueden faltar los ángulos cerrados sobre un vértice puntiagudo, que llegan después de un salto o del descenso por una vertiginosa pendiente; sobre ellos, el espectador contempla al piloto girando la moto, como quien dice, dentro del perímetro que bordea una moneda.
El enduro más variado
A la variedad de cada recorrido que diseña la FIM, con sus técnicas particulares para cada uno de ellos, se añaden por supuesto las diferencias mecánicas de 2T y 4T, que componen las distintas categorías ya instauradas (Enduro, 1, 2, 3 y GP), además de los distintos niveles de los pilotos, clasificados en seniors y juniors. Pero, además de estas obligadas clasificaciones, este año, la Federación Internacional de Motociclismo ha introducido la categoría Open como fórmula de introducción en el mundial. Gracias a ella, los pilotos amateurs pueden hacer un recorrido, al que se modifican solo algunos pasos muy complicados (aunque no por ello deja de guardar su dureza y complicación) y pueden verse así participando en la misma carrera que los astros del enduro, a los que admiran y que constituyen su propia referencia.
Otra ventaja que pudimos apreciar en esta carrera de Santiago de Compostela, y que la FIM ha extendido a las seis pruebas que componen su campeonato, es la facilidad de acceso para el público y la proximidad entre las especiales, las tres muy cerca una de otra, para llegar a ellas con la comodidad de aparcar el coche al lado, en zonas suficientemente espaciosas.
Además de ello, el público puede disfrutar del paso de los pilotos, hasta tres y cuatro veces, durante cada una de las dos jornadas, por las especiales de enduro extremo, de cross y de enduro. Por si esto representara poco espectáculo, también puede visitar los entresijos del paddock, con acceso libre, y observar allí, por ejemplo, cómo los pilotos cambian obligatoriamente el neumático trasero, sin asistencia, al término de la primera jornada.
Así es el enduro que ofrece al aficionado el campeonato del mundo en esta temporada, que acaba de vivir su ecuador, pasando por nuestro país. Una carrera variada como pocas, duplicada en dos días, con el aperitivo de una especial relámpago, a modo de prólogo, celebrada durante la tarde del viernes y después de hacer una presentación espectacular en un escenario espectacular como la plaza del Obradoiro.
Así es el formato actual del enduro mundial que propone la FIM, buscando premiar, ni más ni menos que al piloto de motos más completo del mundo off road.