Estados Unidos ha visto como, en menos de una década, se duplicaba el número de mujeres que hacen un uso habitual de la motocicleta. Si en 2009 eran aproximadamente el 10%, en 2018 esta cifra ha crecido hasta el 19%, lo que da una idea de su imparable crecimiento. Se espera que en un plazo de tiempo no demasiado amplio esta cifra sea un cuarto de la comunidad motorista.
En los últimos años los fabricantes han tenido muy en cuenta al público femenino, con motos más accesibles para todos los tamaños y gustos. Si echamos la vista atrás, a principios de este siglo, cuando una mujer se planteaba comprar una moto apenas tenía un puñado de opciones realmente válidas para ella: Kawasaski ZZR250, GPZ500, GS500, Ducati Monster o SV650.
El resto de modelos era un coto más propio de machos alfa donde la testosterona parecía más bien una prolongación de la ficha técnica en forma de caballos. Claro que había también chicas que le gustaban las deportivas, pero muchas menos.
Ahora el asunto es diferente gracias a que los fabricantes han apostado por una gran diversidad de modelos y de cilindradas para todos los gustos. Motos fáciles de llevar, con el asiento a una altura razonable (sí, también para los chicos que no son altos viene genial) y aptas para todos los bolsillos.
Sin embargo, si extrapolamos la cifra a España, lo cierto es que todavía estamos bastante lejos del país americano. Según las últimas cifras que se barajan, el porcentaje está bastante lejos del 19% y nos tenemos que conformar con un 12% o, lo que es lo mismo, 1 de cada 8 motoristas es mujer. Esto nos deja en cifras alcanzadas en 2012 en EEUU.
Además y según refleja el estudio anual realizado por MIC en Estados Unidos, la llegada de más mujeres al sector de las dos ruedas es un revulsivo también para la industria auxiliar ya que, de media, se gastan más dinero al año en la moto o bien en ropa técnica. Aunque en este apartado todavía hay una gran lucha para que los fabricantes piensen en ellas más allá de diseños rositas.