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Bosch apuesta fuerte por el hidrógeno: 4.000 estaciones para 2030

Una alternativa que coge fuerza
Fotos: Bosch
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Aunque los vehículos eléctricos ganan terreno, la realidad es que hay muchos flecos que resolver a la hora de la carga y a la hora de la fabricación de baterías. El hidrógeno puede ser otro sistema viable y Bosch apuesta fuerte por ello.

Bosch es una de las empresas con más prestigio en el mundo de los componentes de automoción, comercializando desde sistemas de ABS a sistemas de gestión electrónica e incluso baterías y motores para motos eléctricas. Pero el gigante alemán acaba de anunciar un ambicioso plan por el cual dispondrá de 4.000 estaciones de servicio de hidrógeno de cara a 2030.

Solo son 8 años para llevar a cabo el proyecto que es de una gran envergadura, y es que eso supondrá un tercio de todas las estaciones de este tipo en el mundo. Pero hay más, pues para hacerse una idea del nivel del proyecto, ahora mismo en España hay algo más de 11.000 estaciones de servicio convencionales, así que sería como montar casi el 40% de las estaciones de servicio de nuestro país en solamente 8 años.

Para conseguir este desafío, en Bosch, que ya consiguió la “huella de carbono cero” en 2020, contará con nueva tecnología que está desarrollando junto a Maximator Hydrogen y que permitirá que los depósitos se llenen directamente con hidrógeno comprimido en lugar de utilizar tanques de almacenamiento intermedios. Gracias a este sistema estiman que el coste de montar una estación de servicio de hidrógeno se reducirá a la mitad. Su intención es la de invertir además 500 millones de euros en mejorar el sistema de electrólisis a través del cual se logra el hidrógeno.

Bosch logró no tener huella de carbono en 2020

Hay que recordar que ahora mismo existen dos tecnología capaces de obtener energía del hidrógeno. Por un lado tenemos las denominadas “pilas de hidrógeno” que son capaces de generar electricidad para suministrarla a un motor eléctrico. De esta manera se obtiene un vehículo eléctrico que no tiene necesidad de baterías y que puede repostar de una manera rápida. Su gran ventaja es que su única emisión es el vapor de agua, que da como resultado el mezclar el hidrógeno del depósito con el oxígeno presente en el aire.

Por otro lado tenemos el uso de hidrógeno como combustible. La gran ventaja, especialmente para la industria, es que los motores serían prácticamente iguales que los actuales y los vehículos también con todo lo que ello conlleva: revisiones, cambios de aceite, mantenimiento… La contra la tenemos en que al quemar el hidrógeno este produciría una mínima cantidad de NOx, el óxido de nitrógeno que tanto se teme en las grandes ciudades. Aun así sería una cantidad muchísimo más pequeña que la de un vehículo actual y también emitiría vapor de agua.

Ahora mismo el gran escollo para esta tecnología en la que están trabajando grandes marcas, y que llegaría para convivir con los vehículos eléctricos en busca de la mejor solución y con menor impacto para la realidad de la sociedad actual, es el método de consecución de hidrógeno. Es en ese punto en el que Bosch junto con otras compañías están centrando sus esfuerzos para conseguir que sea logre de la manera más eficiente posible.

A favor de los vehículos impulsados por hidrógeno frente a los de combustibles convencionales está que contaminarán muchísimo menos, con una huella casi nula. Comparado con los eléctricos, además, no necesitarán baterías, un gran problema tanto por el peso como por el tamaño y, también, por lo costoso de las mismas y la vida útil que tienen y los residuos que generan. No cabe duda de que nos espera un futuro prometedor entre las diferentes apuestas empresariales, y sus maneras de entender la movilidad que está por llegar.

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