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Cambiar algunas normas de tráfico para reducir accidentes de moto

Hay algunas normas de tráfico que podrían adaptarse mejor a las necesidades de las motos. Y otras, que deberían regularse para las motos y los demás, que también nos beneficiarían. Veamos algunas ideas...

En la reciente Jornada sobre movilidad, motos y seguridad organizada por la Fundación Pons y Anesdor junto a la DGT, se apuntaron algunas ideas interesantes sobre cambios de algunas normativas. Hay cosas que nos vienen dadas desde Europa en forma de directivas o recomendaciones, pero realmente son los países como España, Italia o Francia, donde hay más motos en movimiento dentro del tráfico, en los que deben nacer algunas iniciativas fruto de la experiencia y del día a día. Recordemos que el número de motos en el tráfico está en aumento: ahora representan un 15 por ciento aproximadamente pero en no muchos años podríamos estar en torno al 30 por ciento. Y de ellas dos terceras partes serán pequeñas, es decir de hasta 125 cc.

En cuanto a “qué podemos hacer” para mejorar la seguridad de las motos, hay tres puntos de vista: en cuanto al reglamento de circulación, respecto de los impuestos y respecto del transporte. Esto último afecta a las condiciones laborales de los mensajeros: habría que reconocer oficialmente la figura del transportista en moto como elemento diferenciado de otros tipos de repartidores. Y hacer hincapié en sus contratos, condiciones y seguridad, no sólo por su equipamiento (prendas adecuadas) sino los tiempos y sus condicionantes.

En cuanto a los impuestos, algo que se puede decidir a nivel local, regional y nacional está relacionado con el IVA. Si el casco (y pronto quizás los guantes) son obligatorios, deberían contar con un tipo de IVA reducido, o por lo menos que así fuera hasta cierta frontera de precio. Incluso ampliarlo a espalderas y otros elementos de protección que ayudan a minimizar las lesiones y no sólo reducen en sufrimiento de las víctimas o sus familiares, sino los costes sanitarios. También se podría mejorar en los impuestos de circulación, fomentando con ello el uso de las motos frente a vehículos más contaminantes o que ocupan más espacio. Por ejemplo, que esté relacionado con la potencia y no la cilindrada, además de bonificar las dos ruedas por ocupar menos espacio o desgastar menos el asfalto. Los peajes son otra asignatura pendiente: es injusto que las motos paguemos lo mismo que los coches.

Reglamento de circulación pro-moto

En el Reglamento de Circulación hay muchas cosas que podrían mejorarse pensando en las motos. Por ejemplo, añadir el concepto de “intuición”, que tanto aplicamos los que vamos sobre dos ruedas (y tanto nos ayuda muchas veces) pero que, oficialmente, no consta en ningún lado y por tanto ni se cita en la teórica durante el aprendizaje, quedando a criterio del profesor.

Otro ejemplo podría ser la parada en semáforos. La experiencia enseña a no pararse nunca (jamás) en el medio del carril: en moto conviene pararse siempre hacia un lado, dejando así el camino despejado por si quien viene por detrás se despista o pretende saltarse el semáforo… que no se nos lleve puesto (un golpe muy feo pero muy habitual). Pues sería bien fácil añadir esto en el reglamento y que también se enseñara desde el principio: las motos deben pararse en un lado del carril, todo el mundo lo sabría y se evitarían muchos de esos golpes.

Más ejemplos: establecer una normativa para el avance en moto entre coches cuando estos están parados. Ahora mismo es un cierto vacío legal, o incluso ilegal, pero hay países que lo han legislado (Australia). De esta forma en moto sabrías cómo hacerlo y cuándo es correcto, y cuándo no. Usar o no el arcén, por ejemplo, sería otra cosa a regular. Algo parecido ocurre con el aparcamiento: ahora depende de la ordenanza municipal de cada localidad, cuando lo suyo sería una normativa general, más clara, sobre cómo y dónde aparcar (calzada, aceras, etcétera).

Cambios en las normas para mejorar la seguridad

También está el tema de la velocidad: legislar como fijo el límite de 30 km/h para calles de un sentido y un carril, y conseguir con esta medida y más controles en vías más amplias un tráfico algo más tranquilo (lento) con el que se demuestra que se reducen los accidentes o su gravedad.

Hay, pues, muchas cosas que independientemente de las normativas europeas y basándonos sólo en la experiencia propia podrían cambiarse, a mejor, en las normativas. Es cuestión de que la DGT y la Administración hagan sus deberes

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