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Carretera deslizante, sin ABS ni control de tracción ¿qué puede salir mal?

Con destreza y sin sensatez se consiguen maravillas
Fotos: SMN
A veces el ser humano es excepcional por cosas buenas, otras por cosas malas. En esta ocasión es por una mezcla de ambas, aunque hay que reconocer que el resultado es espectacular.

Los ciclomotores fueron durante décadas el punto de iniciación de millones de usuarios de motos que comenzaban sus primeros pasos en el mundo de las dos ruedas. Económicos, fáciles de mantener y conducir, ligeros y con grandes posibilidades de trastear con ellos, eran la escuela perfecta. Además algunos tenían hasta pedales por si te quedabas sin “sopa” ¿qué más se puede pedir?

El caso es que el vídeo que te traemos está protagonizado por un ciclomotor y, obviamente, su conductor. No sabemos de qué parte del mundo nos llega, aunque podría ser de alguna parte del continente asiático. Además hay que matizar que no se trata de un ciclomotor al estilo que conocemos aquí, sino que parece que se trata de un pequeño scooter con algo más de potencia. En fin, eso son detalles porque lo que llama la atención no es el vehículo sino lo que pasa en la escena.

Se trata de una carretera abierta al tráfico (primer punto reprochable) que está empapada de agua. El piloto, que no lleva casco sino un pañuelo (segundo punto reprochable), comienza su particular exhibición de stunt (tercer punto reprochable). Pero a partir de ahí es todo poesía sobre ruedas, como si de un baile se tratara y gracias tanto al agarre del pavimento como a la falta de controles electrónicos de la moto y al arrojo y control del piloto, tenemos unos segundos de esos que merece la pena ver en varias ocasiones.

Comienzan los giros a una velocidad tan alta que parece que en cualquier momento llegará el desastre. Pero no, no sólo no llega sino que gracias a los dos pies deslizando en el asfalto la estabilidad es asombrosa. Además, a cada giro le acompaña un golpe de gas hasta que termina de perder velocidad, encara la moto en la dirección correcta y sigue acelerando y derrapando aunque ya en línea recta. Sin duda una acción en la que insensatez y destreza van de la mano a partes iguales…

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