Cascos de off road: desde el pelo al aire hasta la tecnología que imita al cerebro
En este tiempo los cascos han sufrido una evolución increíble

Hay que remontarse hasta los años 20 del siglo pasado para encontrar las primeras carreras de motocross. Aquello estaba muy lejos de ser lo que hoy es y más bien se trataba de algo que actualmente podríamos categorizar como cross country con motos de asfalto adaptadas. Si la moto y la competición eran austeras, no hace falta imaginar demasiado tiempo cómo serían las protecciones, especialmente las de la cabeza. En aquel momento se optaba por alguna gafa para proteger los ojos y, como mucho, alguna visera.
Años después, ya acercándonos a mitad del siglo XX empezaron a popularizarse los primeros cascos que estaban fabricados con varios componentes en una pieza y que, obviamente, eran mucho mejor que no llevar nada. Aun así hablamos de cascos abiertos, nada de protección en la cara.

La gran revolución llegó con el primer casco integral, fabricado con Bell. Se puede considerar como el primer casco moderno de la historia pues contaba con lo que ahora podemos denominar como las capas básicas de un casco. Ya tenía su calota externa rígida, su calota interna de material absorbente y un acolchado. Se empezaron a emplear en motocross aunque no estaban diseñados expresamente para ello en un principio. Luego Bell dio un paso más e introdujo el que ya es un clásico, el Bell Moto3 . Un casco que supuso un avance brutal y que a día de hoy se sigue empleando por los más “vintage”.
Pero la historia del casco de off road no se detiene, ni mucho menos, en ese punto. La evolución continuó y se buscaba una mejor ventilación y también una mayor protección contra el barro. Por eso, sorprendentemente, se volvió al casco abierto durante un tiempo aunque se incluyeron unas máscaras con gafas que cumplían la función de luchar contra el barro.

La evolución de los cascos no paró en ningún momento y ya durante los años 80 se volvió a los cascos integrales, pero ahora sí con el formato muy similar al que tenemos hoy en día. Una mentonera destacada y con buena ventilación, su visera para proteger y, obviamente su composición como la que hemos hablado. Estos cascos ya alcanzaban un grado de protección muy alto, pero la tecnología no deja de avanzar y por eso en estos últimos tiempos hemos visto grandes apuestas, de nuevo por parte de una marca pionera como es Bell.
Para ello se estudiaron los golpes en la cabeza, cómo se producen, las fuerzas que ejercen y cuáles son sus consecuencias. De esta manera se entendió que un impacto angular concentraba la energía en un punto más concreto que cuando es rotacional. Teniendo en cuenta esos datos e intentando imitar las cualidades de nuestro propio cerebro desarrollaron la denominada MIPS. ¿Cómo funciona? Pues permite una ligera rotación de unos pocos milisegundos que disipa la energía y la reparte.
Para conseguirlo, el sistema básico que hemos comentado de las dos calotas y el acolchado varía y añade esta cuarta capa con el sistema que está sujeto por cuatro bandas elastométricas que conectan el sistema al forro. Además, por si este innovador sistema no fuera suficiente, también se trabaja con diferentes materiales en la calota interna poniendo capas de diferentes materiales en ella. Estos materiales buscan protección y la absorción a baja, media y alta velocidad. De esta manera y conjuntando estos últimos avances se ha conseguido dar un paso más en la protección de la cabeza en el off road y lo mejor es que es con unos cascos que a día de hoy están disponibles para todo el público.