Este es un claro ejemplo de que bajar una moto desde lo alto de un camión a más de 2 metros del suelo empleando una estrecha rampa metálica de dudosa estabilidad no tiene porqué acabar bien, excepto si trabajas en un circo. La clave es hacerlo de manera decidida y equilibrar bien con el cuerpo para controlar los más de 180 kg de esta Royal Enfield Classic. Si no estás acostumbrado, eres muy valiente y no has rezado, puede que te salga el tiro por la culata: que se mascaba la tragedia, vamos.
Con más miedo que vergüenza, nuestro osado transportista indio se lo piensa unos instantes antes de acometer la peligrosa operación, pero no cuenta con que va demasiado despacio y con que la rampa va a flexar debido al exceso de peso. Rápidamente se ladea, pierde el equilibrio y cae a plomo contra el suelo, no sin antes lanzar una mirada de terror al grupo de compañeros que le graba desde el suelo. El «palo» es épico y, probablemente, hará replantearse su trabajo.
Las siete personas presentes se apresuran en socorrerle, con otros tres compañeros admirando la dantesca escena desde lo alto del camión. Bajarla desde el primer piso del camión hubiera sido coser y cantar, pero desde el montante superior ayudándote de una rampa metálica que resulta tener la consistencia del plástico es otra cosa muy diferente. Esperamos que este chavalote se haya repuesto ya sus lesiones.