Una autopista cualquiera de Malasia en la que parece que hubiesen abierto los boxes de salida de una carrera de caballos. Armados en sus scooter con preparaciones que podrían ser la envidia en algunos casos de las que participan en la Malaysian Cub Prix, circulan a mangueta mientras un ruido infernal taladra los oídos. Y aquí no hay 20.000 dólares en juego.
No sabríamos decir qué es más peligroso. Si las velocidades, ir todos juntos o ir a rebufo unos de otros. En más de una ocasión hemos visto accidentes en carreras cuando un piloto accidentado queda en medio de la pista y los que vienen detrás no les da tiempo a esquivarlo porque van fijos en el piloto de delante y este hace una maniobra que evite la colisión en el último momento.
Aquí no será difícil que ocurra algo parecido, con la diferencia de que seguramente acabaría estampado en la parte trasera de algún automóvil que, sin comerlo ni beberlo se vería involucrado en un accidente.
Selección natural en tres, dos, uno…