Como - Garda: Los grandes lagos (VI)

El tiempo nos sigue respetando pese a estar muy al norte y pese a lo avanzado del año, toco madera y arranco la Explorer saliendo de la neblina milanesa rumbo más al norte aún. El Lago de Como no está lejos de la capital, menos de una hora le separan de ella y una carretera llena de curvas que me harían decantarme por vivir en Como para tener el placer de arrancar la moto para ir a trabajar cada mañana a Milán. Bueno, viviría en Como si mi poder adquisitivo me lo permitiera, porque el exclusivo entorno aloja residencias de Flavio Briatore o George Clooney entre otros y vivir por aquí es de todo menos barato. Emplazado entre afiladas montañas, tan escarpadas que hay teleféricos para llegar a los puntos altos, cuenta con embarcaderos y un paseo lo recorre en el extremo más cercano al pueblo. El entorno está muy cuidado y el paseo hasta su Duomo es algo que debéis hacer.

Salimos hacia Bérgamo por las carreteras nacionales buscando las curvas del norte del país y la verdad es que os hablo de un tramo memorable. No tuvimos suerte en nuestra visita a Bérgamo, la famosa niebla de la zona nos hizo de guía en la zona alta de la ciudad. Aún con esto, disfrutamos de una ciudad cubierta de villas que la convierten en ciudad dormitorio de Milán. Un entorno más apacible que la capital de Lombardía.

Mucho mejor nos fue nuestra visita a Brescia. Más medieval y visitable que su predecesora, su casco histórico se dispone a ambos lados de su calle principal. Visitamos el Foro Romano y el monasterio de Santa Giulia antes parar para tomar un bocado en la plaza de la catedral. Brescia podría ser el exponente de muchas ciudades italianas, que tienen mucho que visitar y disfrutar pero en las que no nos agolpamos los visitantes, haciendo que sean menos agradables de conocer.

Cerca de Brescia está el Lago de Garda, el más grande de los lagos italianos es uno de los centros turísticos del norte del país. Los precios fuera de temporada son mucho más asequibles, así que hicimos noche en Sirmione para visitar su pueblo más reconocible. Cuando paseas por sus calles te da la impresión de estar caminando por el escenario de una película de caballeros. Está en una península dentro del lago, con puente levadizo como acceso al castillo, no está permitida la entrada de vehículos a no ser que te alojes en alguno de los hoteles dentro del pueblo, así que es especialmente agradable de pasear.

Esta etapa posee varias virtudes que la hacen imprescindible en este viaje. Es diferente a todo lo vivido hasta ahora, cambiando grandes capitales por lagos con identidad propia y ubicados en parajes que bien merecen la visita. También nos ofrece unos tramos donde las curvas son protagonistas, permitiéndonos disfrutar de los trazados próximos a los Alpes.