El año pasado ya comprobamos la acrobacia suprema de un motero que terminó junto a su moto en la caja de una pick-up tras una apurada de frenada de auténtico stuntman.
Ahora le toca el turno a un aficionado al que le resulta algo complejo eso de subir su moto a la furgoneta empleando una doble rampa metálica. A priori no hay nada extraño y la típica maniobra en parado no debería llevarle más de unos segundos. Todo está bien dispuesto, pero la altura y la falta de práctica parecen hacer de las suyas. Despojarse de su sudadera, arrancar la moto y probar a subirla en marcha con mucho frenesí puede tener un desenlace fatal. Chispeando todo parece más melancólico, eso sí.