Duelo de titanes: Kawasaki ZX-10R vs. Suzuki GSX-R1000
Las abuelas siguen dando caña

Normalmente cuando traemos carreras en paralelo suelen ser o bien de duelos imposibles o bien de últimos modelos. Pero hoy cogemos la máquina del tiempo hasta la parte final de la primera década de este siglo y vamos a enfrentar a dos de las grandes deportivas del momento. Por un lado tenemos a la espectacular Suzuki GSX-R1000, una moto que a mediados de aquella década era una de las motos del WSBK más imponentes y dominantes. ¿Quién no recuerda a Troy Corser, Max Biaggi o Fonsi Nieto teniendo grandes actuaciones sobre ella? Fue una moto que funcionó muy bien en pista en una época en la que la electrónica todavía no había llegado.
Al lado suyo tenemos a una moto que no fue tan exitosa en el WSBK pero que hizo sus pinitos, hablamos de la Kawasaki ZX-10R, es la antecesora de las Ninja que han dominado el WSBK en los últimos 10 años y era un modelo que en los nacionales de stock no funcionaba nada mal, aunque no tuvo ni de lejos las prestaciones y el éxito que ha tenido la Ninja.
Comparar a día de hoy el rendimiento de dos máquinas veteranas no es sino una manera de entender las bestias que eran esas motos en un momento en el que, insistimos, las ayudas electrónicas brillaban por su ausencia. Hoy en día cualquiera de las superdeportivas traen control de tracción, anti wheelie, shifter en subida y en bajada… en aquel momento había que conformarse con que llevasen intermitentes.
El caso es que esta carrera en paralelo deja claras las prestaciones tan abrumadoras de los dos modelos que son capaces de recorrer 400 metros arrancando de cero en menos de 10 segundos en el caso de la Suzuki y en poco más de 10 en el caso de la Kawasaki. Teniendo en cuenta que es una carrera de aficionados y las motos no son dragster sino motos matriculadas y listas para circular son cifras que asustan. Por cierto, la velocidad punta en 9,95 segundos de la Suzuki se planta en los 234 km/h mientras que la de la Kawasaki es de 225,7. Ahora imagina sacarle todo el partido en pista a estas bestias sin ayudas, con la rueda delantera queriendo levantarse del suelo continuamente y con unos neumáticos que no eran, ni mucho menos, los que tenemos hoy en día. ¡Menuda locura!