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El título de Álex Crivillé en 500 c.c. cumple 15 años

Fotos: Repsol Media
El primer y único título de un español en el Campeonato del Mundo de 500 c.c. llegó un 24 de octubre de 1999, una fecha no tan lejana desde la cual la realidad del motociclismo patrio ha cambiado al punto de sumar en estos 15 años otros 4 títulos de la categoría reina que sustituyó a 500, MotoGP.

El tiempo pasa inexorablemente y aunque parezca que fue ayer, algo que sucede a más de uno y de dos, desde aquel título de Álex Crivillé en el Circuito de Japarepaguá (Brasil) han pasado ya tres lustros. Década y media disfrutando de éxitos que se han convertido en norma para el motociclismo español y que antaño eran una excepción. De hecho hasta aquel campeonato de Crivillé en 500c.c. n*unca un piloto español lo había conseguido en la categoría reina desde su creación* y además, era el primer título que llegaba a unas vitrinas españolas desde los de “Champi” Herreros (80 c.c.), Sito Pons (250 c.c.) y el propio “Crivi” (125 c.c.) en 1989.

Hoy, quince años después de aquella hazaña, todavía se recuerda con fervor aquella carrera que ganó el desaparecido Norick Abe y en la que Álex, tras pelear en medio de un grupo en el que estaban McCoy, Aoki o Gobert, pilotos que no tenían nada que perder aquel día. El éxtasis se desató unos minutos antes de acabar la carrera y es que el único piloto que podía retrasar o impedir el triunfo de Crivillé era Tadayuki Okada, que se fue largo y regresó a pista tras el piloto de Seva, que cruzó meta en sexta posición. Aquel año y a pesar de correr mermado físicamente desde Phillip Island, es decir las últimas cuatro carreras del año, Álex venció 6 carreras, consiguió dos segundos, dos terceros y dos poles.

Cuando Crivillé cruzó meta cerca de seis millones de espectadores estaban viendo desde España una proeza que primero Jorge Lorenzo y posteriormente Marc Márquez han conseguido en dos ocasiones, proclamarse campeones del mundo de la categoría reina. A pesar del tiempo que ha transcurrido, el que fuera piloto de HRC aún recuerda a la perfección aquella tarde de octubre de 1999 cuando tanto él como el motociclismo español alcanzó una meta que se había resistido desde 1949:

«Guardo muchos recuerdos de ese título de Campeón del Mundo de 500cc. El mejor, la celebración. Lo conseguimos en Brasil, con una audiencia brutal. Lo siguió muchísima gente. Ahora se habla de una audiencia de entre tres y cuatro millones y ese momento lo siguieron alrededor de seis millones. Una brutalidad. Y lo mejor es que a día de hoy, los fans de Rossi, Márquez… Todavía recuerdan ese título de 500cc porque era impensable que un piloto español pudiese conseguir un título en la categoría reina y lo valoran muy positivamente. A mí todavía se me pone la piel de gallina cuando veo fans que me piden autógrafos».

«No fue fácil porque teníamos que puntuar, acabando sextos en Brasil ya éramos Campeones del Mundo. Pero tuvimos una caída muy fuerte en Australia donde me rompí la mano, el hueso pisiforme. Acabé el Mundial con la mano rota. Me hubiese gustado acabar ganando las carreras pero fue imposible. Recuerdo dolor pero a la vez mucha ilusión y emoción porque nadie en nuestro país había conseguido un título en 500cc. Podía ser el primero en conseguirlo y no podía fallar. Era una oportunidad muy buena para intentarlo y después de tantos años luchando por ello, conseguir ese hito fue una pasada. Lo valoré más después de haberlo conseguido, a raíz de todos estos años. Suerte de haberlo conseguido, porque si no la gente recuerda las carreras buenas, los records, pero realmente lo que queda es ese título de 500cc».

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