¿Está cambiando el modo de conducir con la subida del combustible?
La escalada de precios ponen contra las cuerdas a muchos usuarios

La sociedad actual depende de la energía para que la máquina no se pare. Nosotros la necesitamos para poder escribir estas líneas y tú que estás al otro lado sin energía no podrías leerlas. Da igual que sea energía eléctrica, gas para calentar el agua o gasolina para poder llegar al trabajo, que los alimentos lleguen a la tienda… Dependemos de la energía para todo. Es por eso que los incrementos salvajes que estamos viviendo durante el último año, antes incluso de que se desatase la guerra en Ucrania (excusa para muchos), están haciendo que los hábitos de consumo se vean modificados a la fuerza. Si te mueves por carreteras y especialmente por autopistas habrás notado que la velocidad máxima sigue siendo 120, pero que en el día a día la gente va más despacio (los fines de semana son otra cosa). Si te mueves en transporte público habrás visto que los usuarios han ido subiendo, pero todo esto pueden ser percepciones.
Por eso y ante la falta de datos estadísticos en nuestro país, y dado que esta situación se está viviendo en todo el planeta con inflaciones descontroladas vinculadas a los precios de la energía, hemos dado un vistazo a los datos que nos facilitan los colegas de Visordown en Estados Unidos y Reino Unido. Hay que decir que si la subida del combustible en España ha sido escandalosa y más conociendo los resultados del primer trimestre de algunas petroleras como Repsol, en Estados Unidos las subidas han sido aun más potentes, con el precio del galón (3,7 litros) sobrepasando los cinco dólares cuando en julio de 2021 estaba en 2,5 dolares. Literalmente el doble de precio por el mismo producto, y es por eso que muchos están tomando hábitos diferentes en las medidas de sus posibilidades, empleando menos el vehículo.

En Reino Unido la situación tampoco es mucho mejor y, afortunadamente tenemos datos que ha recogido la Federación Británica de Motociclistas. El 54% de conductores “han cambiado sus hábitos para amortiguar el golpe de los precios más altos del combustible”. Esto implica que en zonas rurales el 35% conduzca de manera menos habitual, mientras que en las ciudades ese número es del 25%. Para conseguirlo se andaba más, se usaba más el transporte público, se cancelaban los viajes o se optaba por el teletrabajo.
Además, los estudios han reflejado que el 44% de los usuarios solo usaban sus vehículos para viajes esenciales, con un 39% caminando en lugar de desplazarse con el vehículo en algunos trayectos. Esta situación deja claro que ante la asfixia económica que supone para muchos el incremento del carburante, los ciudadanos están tomando medidas. Sería interesante conocer los datos en nuestro país, pero mientras llegan recuerda que hay maneras sencillas y eficientes de bajar el consumo. Además de no usar el vehículo personal más que cuando sea estrictamente necesario, mantener una velocidad moderada, acelerar de manera progresiva y frenar de manera anticipada, dejando actual al freno motor antes de accionar los frenos son algunos de ellos. Al final, bajar el consumo global puede hacer que los precios también bajen, pero lo que es seguro es que una conducción eficiente y responsable que baje el consumo personal ayudará al medio ambiente. Y eso nunca está de más…