Eran otros tiempos cuando los escenarios que visitaba el Campeonato del Mundo de Velocidad eran localidades europeas que por unos días se convertían en impresionantes y exigentes circuitos urbanos. Carreras entre bordillos, árboles y farolas, pasando gas a fondo entre las casas, con asfalto sin agarre y la muerte acechando tras cada error eran la tónica dominante. La mayoría de pistas hasta bien entrados los años ’70 del siglo pasado eran así, circuitos urbanos en los que había que convivir con las peculiaridades de la ciudad. En el caso de Imatra (que acogió carreras del Mundial hasta el ’82) su peculiaridad era que había que cruzar la vía del tren. Míticas son las imágenes de Sheene, Roberts o Agostini pasando por encima de la vía a una rueda dando gas a tope en un espectáculo en el que en ocasiones el propio tren estaba presente y es que la circulación ferroviaria, obviamente, quedaba detenida durante el evento.
Sin embargo el paso del tiempo, la llegada de monturas cada vez más feroces, mejores neumáticos… pusieron a todos estos circuitos en el punto de mira. Los circuitos urbanos eran cada vez más peligrosos y había la necesidad de contar con instalaciones permanente. Aquello fue el punto y final de la aventura para muchos organizadores, que ante la imposibilidad de crear un circuito permanente dejaron de albergar pruebas.
Sin embargo más de tres décadas después y en pleno auge de las carreras urbanas, el Circuito de Imatra volverá a acoger competiciones internacionales en 2017 si todo va según lo previsto. La FIM, la Federación Finlandesa y el International Road Racing Championship, están trabajando para volver a adecuar el recorrido con la intención de que se pueda competir en él con cierta seguridad, asfaltando y revisando los puntos conflicitivos. No hay que olvidar que se trata de un circuito urbano rodeado de árboles, farolas, postes de servicio, bancos… y todos los elementos urbanos que caracterizan una ciudad.
