En 1999 una guardarrail amputó la pierna izquierda de un motero que volvía con su Ducati por la N-340 de Valencia, de disfrutar de la carreras del Circuito de Cheste cuando la moto, según el propio motorista, se deslizó por culpa de un charco no señalizado, lo que le llevó a caerse arrastrando por el asfalto hasta dar con una de las cuchillas que infectan nuestras carreteras.
El afectado pidió al Estado la cifra de 440.000 euros, pero los atestados de Tráfico dieron como resultado que la velocidad de la motocicleta se situaba por encima de los límites legales, por lo que la cifra se situó en 240.000 euros, los cuales al final se han quedado en 120.000 euros, que sería la cifra por responsabilidad compartida entre conductor y el Estado.
La sentencia, que fue emitida en 2005 por la Audiencia Nacional, ha sido ratificada este mes, con lo cual lo importante del caso es que se genera jurisprudencia para casos similares y seguramente, ahora que ven las orejas al lobo, las administraciones comiencen a plantearse una reforma real sobre la eliminación de los guardarrailes de nuestras carreteras. Al menos tenemos esperanza de que sea así, si no, se enfrentarán al aluvión de denuncias que basándose en ésta podrán ser resueltas a favor de los demandantes.
Esto me trae a la memoria la triste muerte de Francisco Javier Páez Carmona, motero malagueño, que el año pasado acudía a su cita con Pingüinos 2009 y sufrió un accidente por el hielo circulando a unos 60 kilómetros por hora. Su cuerpo sufrió la amputación contra un guardarrail de la pierna y el brazo izquierdos, falleciendo tres días después, el próximo día 15 de enero el Club Turismoto, organizador de Pingüinos 2010 le rendirá un homenaje.
