La Bañeza sin Él

Todos nos hemos sentido huérfanos con la repentina pérdida del gran maestro, y su sombra se alarga ahora, una vez que se ha ido, hasta el último rincón del planeta motociclista; pero de todos esos rincones, posiblemente, los más españoles y los más tradicionales son los que se ven afectados en estos momentos con una aflicción más cercana y personal, más entrañable quizás. Uno de esos rincones históricos, qué duda cabe, es La Bañeza.
Esta edición 2017 de las históricas carreras patronales se ha vivido con ese trasfondo de tristeza, de cariño y de respeto que inspira la ausencia de Ángel Nieto. El trueno, ronco y seco, de las Ducati monocilíndricas, de las Guzzi o de la Norton Manx, y, desde luego, el aullido irrepetible de la Benelli tributo a Pasolini, quebraban este año la atmósfera de La Bañeza con la pompa y la ceremonia que sonaría el viento de la mejor orquesta motociclista para homenajear al gran maestro. Las Ossa, Bultaco y Montesas, que con su estridencia han sugerido, a lo largo de la leyenda y a lo ancho del mito el canto de las chicharras más estivales, sonaron durante este fin de semana como un agudo lamento que se elevaba hasta el cielo donde todos hemos fijado su residencia desde que, hace tan sólo unas pocas semanas, una burlona paradoja se lo llevara para siempre.
También las pequeñas Derbi, por supuesto, rojas y veloces como las balas de siempre, surcaban las calles de la carrera como un emotivo espectro que transmitía a todos los aficionados que abarrotaban sus aceras el mensaje de que su imagen, la que le convirtió en un personaje universal, no se disipará con su marcha; y que al igual que ha ocurrido con Elvis a lo largo de cuatro décadas, siempre habrá admiradores y veneradores de su figura que se enfundarán un mono de época, con un casco en la cabeza tributario a su memoria, para montar una de esas Derbi RAN que mantendrán viva su imagen para siempre.
Sí, y otro año más las 125 2 Tiempos de última generación volvieron a aparecer, evolucionando su existencia en la pista urbana, como trasnochados coches de Cuba, para mostrar su dignidad plantando cara inútilmente a unas Moto3 que, cada vez más, ponen en cuestión la seguridad de algunos de los pasos más comprometidos que forman el tradicional trazado de La Bañeza.
Otro año más, y ya van casi seis décadas, las carreras patronales de la localidad leonesa han mantenido la fórmula de la competición tal y como se vivía antes, tal y como conoció las carreras el gran maestro que ahora nos ha dejado y al que un rincón de rancio abolengo como es el bañezano ha querido rendir homenaje a su manera, urbana y vanguardista, con un monumental graffiti, y también tradicional, con una vuelta de honor a su circuito urbano dada por una de las Derbi RAN, seguida de un descapotable en el que su viuda Belinda, acompañada de Gelete, Pablo y Hugo Nieto recibían el reconocimiento y el cariño que les deparaban todos los entusiastas de las carreras clásicas y todo el público bañezano, justo un año antes de que se cumpliera el cincuenta aniversario de la única participación del gran maestro, que saldó, como no podía ser de otra manera, con otra más de sus múltiples victorias.