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La contaminación, los cortes de tráfico, las subvenciones… ¡todo política!

Con el otoño cálido y sin lluvias que tenemos, se han agravado los problemas de contaminación de muchas ciudades. Los “planes” que prevén cortes de tráfico, o las subvenciones a los vehículos eléctricos, tienen mucho de demagogia y poco de realista.

Con un otoño cálido y seco, y una meteorología que tiende a estancar los gases malignos encima de muchas ciudades, la contaminación es un problema cada vez mayor. Madrid es el ejemplo más claro quizás en España, por la cantidad de tráfico que tiene y por la configuración atmosférica que enseguida genera la ya famosa “boina” perfectamente apreciable desde lejos. Más allá de lo visual, que impacta, las mediciones confirman que el aire no está en buenas condiciones y si conocemos a alguien con pequeños problemas respiratorios sabemos que lo pasan mal. Para todos, es un problema de salud a largo plazo. Pero es un problema político también.

El Ayuntamiento de Madrid fue el primero en España en aprobar un plan de medidas para reaccionar a esta situación. No es sólo que lo hagan por el bien común de forma altruista, es que la Unión Europea obliga a ciertos niveles máximos por encima de los cuales hay que tomar medidas. Y, si no, se multa al Ayuntamiento, y los que no lo gobiernan señalan a los que sí por su incapacidad.

Los planes anti-contaminación, si no se adoptan, implican multas de la UE.

Ese plan, que se aprobó antes y que el actual Gobierno de la capital ha mantenido básicamente, tiene como es sabido medidas que entran en vigor progresivamente según el nivel de contaminación. Se empieza por prohibir aparcar en las zonas del centro (pretendiendo con ello limitar el tráfico), y limitar la velocidad en los accesos (se supone que limita las emisiones). Si la cosa es grave o se mantiene más días se limita la circulación: según la matrícula (coches pares o impares) no pueden entrar al centro, aunque vehículos poco contaminantes siempre pueden circular (motos incluidas).

París dispone de protocolos parecidos y en Madrid suelen citar ese ejemplo en sus argumentos. Pero hay diferencias muy notables: en los márgenes de entrada en vigor, y en “detalles” tan importantes como que en París, cuando se limita la circulación, el transporte público (incluidas las bicis de alquiler) ¡es gratuito!. Ahora que hemos tenido unos cuantos episodios en Madrid, durante días seguidos, podemos decir sin equivocarnos cúanto tienen de demagógicas estas medidas aquí.

Si París es el ejemplo, ¿por qué aquí no dejan el transporte público gratuito como allí cuando limitan el tráfico?

Limitar el aparcamiento en las calles no reduce el tráfico porque la gente busca aparcamientos privados, incluso ¡obliga a moverse más en coche para buscarlos! El propio Ayuntamiento reconoce apenas en un 3 por ciento la reducción del tráfico interno con esta medida (o sea, es un fracaso). Yo personalmente diría que estos días he visto más tráfico, no menos, pese a estar las plazas de aparcar casi vacías. Si acaso, la gente se mueve algo antes (para encontrar sitio en los aparcamientos privados). París, en alguna ocasión, ha hecho lo contrario: ¡ha dejado aparcar gratis! Así evitan que la gente tenga que mover los coches.

Medidas anti-emisiones en Madrid

La limitación de velocidad en accesos y circunvalación a 70 km/h tuvo efecto el primer día que se aplicó. Ahora, basta darse una vuelta y comprobar que la gente, sabiendo que no hay un radar en cada esquina, siguen todos al ritmo habitual. Las cifras del Ayuntamiento lo confirman: hablaban de una velocidad media en la M30 de 71-72 km/h los días con limitación a 70 de máxima (!). De nuevo, una medida de cara a la galería con mínimo impacto real, porque además no siempre un vehículo contanima menos a menor velocidad (puede depender de qué marcha necesita llevar).

Pensamos que habría que activar esas medidas “suaves” mucho antes: con mediciones menos graves de los índices contaminantes y ante la perspectiva de varios días con meteorología adversa en este sentido. Y hacerlo en un radio más amplio, algo que la Comunidad de Madrid tiene preparado pero que (por problemas políticos como siempre) no terminan de “cerrar”. El aire no cambia de golpe al llegar a la M30 o a “x” kilómetros del centro: es el mismo.

También pensamos que deberían aplicar el siguiente paso, que sí es radical y limita el tráfico de verdad, antes, si de verdad quieren arreglar el problema o que las personas tomen conciencia de su gravedad: la mitad de coches, fuera. Aunque más que la matrícula y, ya que están “etiquetados” por sus emisiones, sería más lógico limitarlos de esa forma. Así la gente sería más consciente del problema, y las motos serían más visibles como vehículo de menor ocupación de la vía y menos contaminante. Pero claro, eso sería muy poco popular, y los políticos en realidad siempre piensan en los votos, que cada cuatro años toca votar.

Al final se adoptan medidas “no muy impopulares” para no perder votos y que no se diga que no se hace nada…

Hablando de vehículos limpios: estos días además se aprueba un nuevo plan de ayudas (para eléctricos y a gas básicamente), el “Movalt”. Otra medida cargada de demagogia, para que no se diga que no se hace nada… pero para no hacer gran cosa. El anterior plan agotó en 24 horas su presupuesto, y la mayoría del dinero no fue para posibles particulares pensando en cambiarse a un eléctrico, sino a empresas que estaban pendientes de eso, en algunos casos para aprovechar y hacer flotas. Por lo menos esta vez habrá más dinero, y parte se destinará a nuevos puntos de recarga, algo esencial para que la gente confíe en la tracción sin tantos humos. Un plan que, como el anterior, sirve de poco a las dos ruedas al dejar fuera ciclomotores (!) y motos de gama mediana y alta.

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