La leyenda inglesa de las dos ruedas, Sammy Miller, acaba de terminar la restauración y posterior entrada en su museo, de posiblemente su moto más exclusiva hasta el momento. La única con la que comparte apellido, el prototipo de la Miller de trial de dos tiempos y con motor Hiro de competición.
Para los que no lo conozcan el piloto británico Sammy Miller cuenta con un palmarés envidiable. Fue dos veces campeón de Europa de trial y campeón británico en once ocasiones. Además, no sólo se limitó al trial, también compitió y con bastante éxito en disciplinas tan dispares como el enduro, el campeonato de velocidad o el motocross de la época.
Su nombre queda indudablemente asociado al de la legendaria Bultaco Sherpa, de dos tiempos, durante la década de los sesenta. Él contribuyó enormemente a encumbrar este modelo en la historia del deporte de las dos ruedas. Después de esta época, Sammy trabajó un buen tiempo para Honda desarrollando sus motos de trial.
Al finalizar su trabajo con los japoneses, Sammy decidió dedicarse a sus propios diseños y en 1978 se asoció con Andrea Mosconi, el propietario de Hiro Motori S.a.S. Con sede en la pequeña población de Origgio (provincia de Varese, Italia), suministraba el propulsor altas prestaciones de un cilindro, dos tiempos y una cilindrada de 350 cc.
En aquella época fue cuando Sammy diseñó una trialera con la intención de producirla en masa y comercializarla bajo su propio nombre, de ahí lo de Miller. Lamentablemente y a pesar de que el prototipo obtuvo varios éxitos en competición, Miller nunca llegó a la producción, aunque estuvo cerca.
Durante años este prototipo de Miller languideció en su lugar de almacenamiento, hasta que Sammy decidió realizar un meticuloso proceso de restaurado para devolverle a esta pieza de la historia del motociclismo, su antigua gloria.
Ahora, es la última incorporación a su colección personal y se exhibe con orgullo, junto con las otras 500 motos, en el museo de su propiedad: el Sammy Miller Museum.