Aunque en muchas ocasiones no seamos conscientes de ello, las palancas de cambio de nuestras motos están sometidas a un esfuerzo nada despreciable y muy repetitivo. Al ser accionada con el pie, muchas veces se hace más fuerza de la necesaria y además, al estar conectada directamente al motor, las vibraciones afectan a su tornillo de apriete de manera muy directa. Estos factores entre otros, ocasionan que en muchos casos la palanca de cambio se vaya aflojando paulatinamente.
El problema es que la mayoría de las palancas son de aluminio o de otros materiales que siempre son más blandos que el material en el que está fabricado el estriado del eje selector. De esta manera, cuando la palanca comienza a aflojarse, tienden a perder el tallado del estriado que le permite actuar sobre el selector. En el momento que hagamos unos cuantos cambios de marcha con la palanca en estas condiciones, esta quedará inservible, ya que aunque nosotros movamos el pie y actuemos sobre ella, esta no transmitirá el movimiento necesario al selector para que las horquillas del cambio engranen la marcha deseada.
Si ya hemos llegado a este punto por no haber detectado rápidamente el problema, no nos quedará otra opción que la de sustituir la palanca de cambio por una nueva con el estriado intacto. Para ello, nos bastará con retirar completamente el tornillo que hace de cierre en la propia palanca y proceder de manera inversa para colocar la nueva.
Si por el contrario el estriado de nuestra palanca aún se encuentra en buenas condiciones, debemos apretar el tornillo de cierre de manera inmediata y con ello nos ahorraremos que la palanca acabe de estropearse y nos veamos obligados a sustituirla.
En cualquier caso, es recomendable repasar de manera frecuente la tornillería de la moto para evitarnos este tipo de problemas y sobre todo, la referente a piezas imprescindibles como las manetas o las palancas de cambio y freno trasero entre otras.
