Es importante analizar en profundidad las causas de la creciente siniestralidad, que rompe la positiva evolución que tenía la cifra de víctimas mortales desde 2002. Ya van en marzo 222 fallecidos, dos más que el primer trimestre de 2014. La situación preocupa, porque se rompe el progresivo descenso que se venía produciendo desde 2002, un año en el que solo en el primer trimestre fallecieron 928 personas. Ese dato representa el 81 por ciento del total de víctimas mortales producidas el año pasado en las carreteras españolas, que arrojaron 1.131 fallecidos en accidente de tráfico. En este cambio de tendencia el momento más crítico se vivió en enero, con 87 muertos frente a los 61 del año anterior, y ha sido clave en el cambio de la estadística, ya que en febrero hubo igualmente nueve víctimas más que el año pasado, aunque en marzo la estadística actual a 22 de marzo, última fecha con datos registrados, está por debajo del año pasado.
Hay preocupación por buscar explicaciones a esta tendencia. La mayoría de las víctimas se produce en carreteras secundarias, y es notable la reducción de la inversión en mantenimiento y mejora de estas vías, así como el envejecimiento del parque móvil, dos variables que hay que tener en consideración a la hora de hacer cualquier interpretación de las cifras.
Recientemente, la directora general de Tráfico, María Seguí, compareció en la comisión de seguridad vial del Congreso para explicar el alarmante incremento sufrido en enero, y aunque se mostró preocupada por la cifras, también advirtió que es necesario hacer una valoración con mayor perspectiva para poder comprender mejor las causas de ese súbito cambio de tendencia.
Desde las asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico se critican las medidas que estudia la Dirección General de Tráfico (DGT), que permitirán incrementar la velocidad máxima en autovía hasta los 130 km/h, porque insisten que la velocidad es un factor determinante en la siniestralidad. No obstante, es palpable que la mayoría de los accidentes con víctimas mortales (el 88 por ciento) se producen en vías secundarias, con límites de velocidad inferiores a los de las autovías. Precisamente la DGT ha destacado recientemente su intención de extremar la vigilancia y el cumplimiento de los límites de velocidad en las carreteras secundarias, con mayor presencia de controles e incluso desplazando los radares móviles a estas vías.
Lo sorprendente es la forma en que se comunica domingo tras domingo la cifra de fallecidos en accidentes, ya que siempre se comenta de manera destacada el número de víctimas mortales en moto, un método tendencioso que llega a hacer pensar en el colectivo motociclista como el más propenso a la siniestralidad. La realidad es otra, y en 2014 la siniestralidad en moto descendió un 15 por ciento, muy por encima de cualquier otro sector de la automoción.
