Las 10 carreras de motos más peculiares del planeta


Es la gran fiesta nacional de la moto, según los organizadores. El Circuito de Carole, en París, se llenará de nuevo de pilotos y aficionados el fin de semana del 14 al 16 de julio para vivir diferentes tipos de carreras. La categoría X-Roadster es la clase reina y en ella participan motos de este estilo a partir de 500 cc. Les espera por delante todo tipo de terreno, comenzando por el tranquilo asfalto seco a tramos mojados, para seguir por tierra, barro y charcos de agua para complicarles la vida.
Supermotard, deportivas y clásicas también tiene su espacio. Este año, participará la familia Chambon al completo: Stéphane, campeón del Mundo de Supersport, Boris, doble campeón del Mundo de Supermoto y el pequeño de la familia, Jules.
Versión “moped” de las carreras de Hill Climbing que se celebra en Italia. Participan ciclomotores y scooter de baja cilindrada, repartidos en tres categorías: Stock, con cilindrada máxima de 65 cc, Trucados con hasta 75 cc y Protos de hasta 100 cc, todos ellos con transmisión automática, es decir, sin marchas. Hay premios por categoría y al mejor scratch, además de un galardón especial a la moto más llamativa desde el punto de vista estético y mecánico. Además, los tres mejores de 2016 ganaron un viaje a Madrid para poder ver en directo la prueba del Red Bull X-Fighters en la Plaza de Toros de Las Ventas.
La primera edición se celebró en 2014 y contó con algunos invitados de renombre como los pilotos de Fórmula Uno Daniel Ricciardo y Daniil Kvyat, por entonces en los equipos de Red Bull y Toro Rosso, respectivamente. Una subida imposible les espera a los participantes, que tiene que llegar lo más alto posible con sus poco potentes motores. El escenario de esta peculiar competición está junto al circuito de motocross de Ciglione della Malpensa, cerca de Milán. Si te quieres apuntar, date prisa porque la prueba volverá en su cuarta edición en el mes de septiembre.
Esta cita, con un perfil más aventurero que competitivo, dura una semana y recorre varias zonas de Francia. Entre prueba de velocidad y resistencia, todos luchan por ser el primero pero también hay hueco para la diversión y, sobre todo, el compañerismo. Tres mil kilómetros en siete días, con jornadas que finalizan con una tradicional cena de hermandad, además de la cena y fiesta final.
Del 8 al 15 de octubre está prevista la edición de este año, que comenzará en Limoges y terminará en Toulon. Los corredores se tiene que someter a diferentes pruebas, una de ellas de regularidad, otra en circuito en formato de resistencia a unas 25 vueltas y en tramos abiertos de carretera, siempre cumpliendo las normas de tráfico. Se puede participar con cualquier tipo de moto, siempre que esté homologada y matriculada.
Esta prueba inaugura y cierra el calendario de la National Hill Climb Association británica, el campeonato de “cuestas” sobre asfalto. Hay numerosas categorías, hasta 1.300 centímetros cúbicos para motos actuales, otra categoría Pre-65, motos off-road, sidecar o de tres ruedas. El tramo cronometrado supera los dos kilómetros y el reglamento hace especial mención a algunos aspectos, como el tener los frenos en buen estado, tener tapados los faros para no dejar cristales en caso de caída y el uso de mono de cuero de una pieza. No se permite el uso de calentadores de neumáticos.
El campeonato británico de Hill Climb cuenta con casi una treintena de pruebas. Dependiendo de su dificultad, en unas está permitido competir a pilotos por debajo de 16 años y en otras no. Con trece años se puede participar en la categoría de 125 centímetros cúbicos.
Lo que no se pueda hacer con una Vespa es que no está inventado. Juntamos parte del antiguo recorrido del Dakar africano por Marruecos y lo afrontamos en Vespas debidamente preparadas. En la edición de 2016 recorrieron ciudades tan emblemáticas como Tánger, Midelt, Boudnib, Merzouga, Arfoud, y Er Rachidida en siete intensas etapas..
La cita africana tiene sabor español, ya que Sara García se ha convertido en el número uno de la carrera en los dos últimos años. Habrá que esperar al mes de noviembre para ver si la piloto zamorana y su Vespa rosa se llevan su tercera corona.
Otra de esas carreras en las que ganar no lo es todo, sino ser uno de los que más atención concentra. Es una de las pruebas que se celebran dentro del extenso programa del Wheels & Waves que cada año abarrota las playas de Biarritz, al sur de Francia, cerca del País Vasco. Una competición con diferentes categorías y personajes muy peculiares sobre las no menos llamativas monturas.
La Copita 50cc es la categoría más pequeña, pero se pued eparticipar con motos Pre-1950, Pre-1975, Post-1975 de menos de 100 cv y Superbikes por encima de los 100 cv. El monte Jaïzkibel, en Guipozcoa, es el escenario de este espectáculo, mientras que en el hipódromo de Lasarte también se celebra otra prueba dentro del programa del Wheels & Waves, el Rollo Flat Track. Entre el 14 y el 18 de junio, W&W vuelve con un intenso programa de actividades.
Las carreras de aceleración sobre el 1/8 de milla son una de las atracciones de la Glemseck 101, que este año vuelve los días 1 al 3 de septiembre. Ambiente café-racer por cada rincón y con el atractivo de ser gratuito para los asistentes. Las preparaciones venidas de todas partes del mundo no sólo se enseñan, sino que además se ponen a prueba en esta prueba.
El año pasado el mismísimo Carl Fogarty se llevó la victoria con una preparación sobre una Triumph Thruxton R. En el Sprint 101, que así se llama esta prueba, pueden participar todo tipo de motos, excepto las dragster. Es decir, que como ocurrió el año pasado, la Thruxton R de Fogarty se puede medir en la carrera final a una Kawasaki H2R sin ningún tipo de limitación.
Prueba de regularidad sobre motos clásicas y café-racer capitaneada por Cyril Despres, un piloto al que no estamos acostumbrados a ver sobre este tipo de motos. Uno de los dakarianos con más títulos en motos (5 victorias), que aprovechando su residencia en Andorra creó esta carrera hace dos años. Recorre las carreteras del Principado y se adentra en España.
Los participantes deben llevar monturas anteriores a 1980 y someterse a diferentes etapas por los espectaculares parajes de la zona. En 2016 la vencedora de esta prueba fue Andrea Mayer, otra habitual al Dakar y que se impuso al resto de participantes, incluido a su compañero sentimental Stephane Peterhansel, sexto.