El pasado 24 de abril se aprobaba en el Reino Unido el procedimiento sancionador para los excesos de velocidad. En vez de un importe fijo en función de cuánto se haya sobrepasado el límite, los conductores británicos pasarán a pagar en función de cuáles sean sus ingresos semanales. Es algo que ya ocurre en otros países europeos como por ejemplo Suiza. Las sanciones arrancarán en el 25% del sueldo semanal del infractor y podrá llegar hasta un 175% además de la privación del permiso de conducir.
Para calcularlo se ha establecido un sistema mediante el cual se estratifican las infracciones en tres categorías (A, B y C). En la A se contemplan los excesos entre 1 y 10 mph (1,6 – 16 km/h) y la C para aquellos que circulan a más de 51 mph (82 km/h) en una zona de 30 mph (48 km/h) o a más de 101 mph (162 km/h) en zonas limitadas a 70 mph (112 km/h). La categoría B estaría entre ambas.
De esta forma, si un conductor se salta un límite tipo A pagaría entre el 25% y el 75% de lo que cobra semanalmente. Si es del tipo B, entre el 75% y el 125% y si es de tipo C, un 175% además de retirarle el permiso durante un mínimo de siete días y un máximo a dictaminar por el juez. Los propios agentes también tendrán en cuenta cuándo se exceda el límite (presencia de otros usuarios en la vía) y dónde lo hagan (ciudad, colegio en las proximidades, etc).
Sin embargo, esta medida no afectará a los más ricos como en otros países ya que se ha establecido también un limite máximo al que puede llegar la sanción, que será de 2.500 libras (un poco menos de 3.000 euros) en autopista y 1.000 libras (poco más de 1.150 euros) en el resto de vías.