Los niveles en el aire de algunos gases, sobre todo el NO2, deben por normativa (y salud) estar en ciertos niveles, y cuando se superan los Ayuntamientos deben tomar medidas para evitarlo. La medida más habitual es limitar el tráfico, pues los coches (diésel sobre todo) son responsables de buena parte de esas emisiones. Los protocolos de alta contaminación son para eso: establecer en qué niveles saltan las alarmas y qué medidas se toman. Madrid y Barcelona han sido pioneros en esto, porque tienen los mayores problemas, pero les siguen Valladolid, Gijón, Granada y otros. Lo que deciden estos ayuntamientos es importante porque puede marcar la pauta a seguir por los demás, ya que no hay una norma nacional (ni internacional).
La buena noticia es que, como recordó la patronal Anesdor en su rueda de prensa anual, tanto Madrid como Barcelona, en las recientes revisiones de sus protocolos, han mantenido justamente las motos como vehículos poco contaminantes y por lo tanto extentos de las limitaciones de tráfico en episodios de alta contaminación. Madrid sacó su Plan de Calidad del Aire y Cambio Climático en septiembre de 2017: incluye restricciones permanentes al tráfico y un aumento del 30 por ciento de espacios para aparcar motos. Tanto Ayuntamiento como comunidad de Madrid tienen desde noviembre el Protocolo NO2 (PEAC) que también incluye restricciones al tráfico, de las que están extentas motos, ciclomotores y triciclos.
Barcelona tiene su Plan de Calidad del Aire desde 2015, y desde septiembre 2017 su protocolo para episodios de NO2 y PM: incluye restricciones por el interior de las Rondas desde diciembre pasado (permanentes a partir de 2020) y las motos están excluidas, hasta que haya etiquetas medioambientales de la DGT para ellas (algo pendiente de aprobación final y publicación en BOE). La Generalitat de Cataluña por su parte también tiene un Plan de Calidad del Aire de septiembre con restricciones a coches anteriores a Euro1, un Decreto de Peajes y una Ley de Cambio Climático, todas con exenciones a las motos.
A medida que más ciudades sigan esta línea, y cuando haya episodios de alta contaminación, las personas que vean cómo las motos podemos seguir circulando se darán cuenta de otra de las ventajas que tiene ir sobre dos ruedas.
